martes, 23 de febrero de 2010
miércoles, 17 de febrero de 2010
Miércoles de Ceniza. Testimonio y tiempo de conversión
Para comenzar la cuaresma, hoy Miércoles de Ceniza, les dejo un testimonio de conversión. Siempre me han encantado el testimonio de los conversos, ya que ellos han experimentado directamente la llamada de Dios en sus vidas, de una forma directa y radical que les ha llevado a dar un giro total, voluntario. Esa consciencia directa de la acción de Dios se nota y se transmite a los demás de forma clara. Ejemplos tenemos muchos y muy destacados como San Pablo o San Agustín en la antigüedad o Edith Stein o Vittorio Messori en la época reciente.
Esa fuerza y convicción que tiene el converso es la que me gusta, porque es la que me echo en falta a mí, católico de nacimiento y culturalmente, ya que he vivido siempre en países de tradición católica. Dios siempre estuvo en mi vida más o menos presente, como algo normal y habitual, y por eso nunca le he dado la debida importancia. No he tenido que luchar por tenerle, no he tenido que romper con mi pasado, con mi vida, con mi forma de pensar, romper con lo que creía hasta entoces (que difícil y que esfuerzo tan enorme para una persona), en defenitiva dejar toda mi vida anterior por seguir a Jesús. Esa tribulación y esa posterior purificación es la que les limpia por dentro y permite que el Espíritu entre dentro de ellos, les llene todo y su nueva vida sea un continuo testimonio de esa presencia de Dios en sus vidas.
Nosotros también tenemos a Dios, pero al igual que ellos, tenemos que darnos cuenta del gran tesoro que guardamos y mostrárselo al mundo dando testimonio y presentándolo con nuestra vida.
Aquí está el testimonio de Michela. La encontré ayer en internet, como casi siempre estas cosas buenas las encuentras por casualidad. Yo cuando la leí, al principio no me lo creía, me parecía como una exageración escrita deliberadamente para impresionar, como un guión de película. Tuve dudas de publicarla aquí por miedo de que fuese uno de esos bulos que siempre encuentras en la web. Pero supongo que así debe de ser, cómo Dios hace milagros en las personas que nos resultan totalmente increíbles a nuestras mentes cerradas.
Es un poco largo, pero en cuanto empiecen a leer les enganchará.
"Cuando se experimenta el amor de Dios, se aprende que no se puede guardar para uno mismo. Yo llevo diez años viviendo esta forma de amor. Llevando el amor a quienes no conocen el amor de Dios.
«Chiara, sácanos de este infierno»
La comunidad a la que pertenezco nació en 1984, fundada por Chiara Amirante, que comenzó a llevar la palabra de Dios a los puntos de muerte de la ciudad de Roma. Tantos jóvenes que no conocían la palabra de Dios le pedían: «Chiara, sácanos de este infierno».
No creía absolutamente nada en Dios
Yo llevo doce años en la comunidad. Tengo 40, pero cuando entré, no creía absolutamente nada en Dios. Creía que los sacerdotes y las religiosas se hacían sacerdotes y religiosas por falta de trabajo. Veía una Iglesia que solo daba reglas. Una Iglesia que prohibía todo.
Además, yo me hacía una pregunta: «Si es verdad que Dios es amor, ¿por qué en el mundo hay sufrimiento?». Me lo preguntaba porque con el sufrimiento tuve contacto apenas nací. Mi papá y mi mamá me abandonaron en un hospital recién nacida. Viví mis primeros seis años de vida en un orfanato. Dos meses después de que saliese de allí, el instituto fue clausurado por maltrato a menores. Yo había conocido todo menos el amor, y cuando un niño no conoce el amor, es difícil que de adulto sepa dar amor. Crecí rebelde. En la escuela era instrumento de santificación para los profesores.
El dinero era el dios de mi vida
A los 18 años ya eres mayor de edad en Italia, así que me fui de la casa en que vivía. Pude hacerlo porque tenía un trabajo, una ocupación. Yo era chef de cocina internacional, muy reconocida. Comencé a trabajar en Italia y el resto de Europa y el dinero empezó a ser el dios de mi vida. Cuanto más tenía, mas quería tener, pero a fin de mes no me quedaba nada.
Novios de usar y tirar
En lo referente a todo lo que pertenece al mundo de la afectividad, era un desastre. Tenía novios según la estación del año. Uno para el invierno, otro para el verano…. Y me decía: «Yo el corazón no lo meto en esto». Eran novios de usar y tirar, pero cada historia que pasaba, era una herida más que dejaba mi corazón muy lastimado.
Un novio católico-convencido
Finalmente me enamoré de una persona que todas las madres de familia soñarían para su propia hija. Era inteligente, bueno, perfecto. Pero tenía un pequeño defecto: era un chico católico, un católico convencido. Esto, para mí, solo suponía un defecto por una razón, porque cuando yo le preguntaba cuando nos íbamos a ir a la cama, él me respondía: «Después del matrimonio». Él empezó a hablarme de Dios, pero yo le dije: «Escucha Luca, las relaciones de tres no funcionan. Somos tú y yo. Punto. Dios debe quedar fuera». Él fingió seguirme la corriente.
¿Quieres casarte conmigo?
Cuando ya llevábamos dos años saliendo, vino sin avisar una noche a mi casa. Era la primera vez en ese tiempo que vino a mi casa, por lo que pensé: «Hoy lo hacemos». Pero él tenía otras razones muy diferentes en su cabeza y me dijo: «Escucha Michela, hablé con mi padre espiritual, porque tengo intención de casarme contigo». Yo me le quedé mirando un poco perpleja, pero por un solo motivo: no sabía qué era un padre espiritual. Yo le respondí: «Vamos al registro civil, pedimos una cita, estampamos nuestras firmas y ya estamos casados». Y me dijo: «No. Para mí es importante el sacramento del matrimonio. Nos dan la posibilidad de efectuar un matrimonio mixto donde tu declares ser no creyente, pero yo pueda casarme contigo dentro de la Iglesia». Entonces mi siguiente pregunta fue: «¿Y esto cuanto cuesta?». «Nada», respondió mi chico. Pensé que si no costaba nada y no perdía mi imagen de atea, podía aceptarlo. Sólo le puse una condición: «Organiza tú la boda».
Murió antes de la boda
Pusimos una fecha y él comenzó a organizar todo. Era bonito, porque de verdad que Luca era un chico fantástico. Pero nunca me llegué a casar con él. Falleció cuatro días antes de la fecha escogida.
Poco después de comenzar los preparativos, contrajo el VIH por culpa de una transfusión de sangre contaminada. Ahí entré en contacto con la primera verdad de mí vida. Porque yo, con el dinero, hasta ese día había comprado todo y a todos. Pero descubrí que había una cosa que no podía comprar: la vida de mi novio. Eso para mí fue una derrota. Luca partió para el paraíso cuatro días antes de nuestra boda y ahí se me derrumbó el mundo.
«Dios, empeñaré mi vida en destruirte»
Me enfadé con Dios por haberme quitado a mis padres. Me enfadé con Dios por haber sufrido tanta violencia desde pequeñita. Me enfadé con Dios por la muerte de Luca. La noche de su funeral, me marché a la playa y allí mismo hice un juramento: «Dios, si tú no existes, pasaré toda mi vida diciéndoselo a todo el mundo. Pero si existes de verdad, empeñaré mi vida en destruirte».
New Age y el Reiki
Ahí empezó mi guerra con Dios. Para buscar a Dios y saber si existía, me acerqué a varias filosofías. Todo lo que era la New Age y el Reiki. Pero ahí no encontré nada de la presencia de Dios. A todo esto, mi vida era triste y angustiosa. Hasta que un día me propusieron comenzar psicoterapia. Yo pensé que si había probado ya tantas cosas, podía probar eso también. Así que comencé a ir un día a la semana. Poco a poco me iba sintiendo mejor en la consulta de aquella doctora. Empecé a ir en vez de un día a la semana, dos días, luego tres, y acabé teniendo cuatro sesiones semanales con ella. La psicoterapia se convirtió en mi droga. Yo no lo sabía, pero no tenía la facultad de decidir nada de mí vida.
Una sacerdotisa satánica
Un tiempo después la doctora me dijo que tal vez necesitase sesiones de hipnosis: «Tenemos que entrar a lo más profundo de tus heridas». Le dije que sí. Desafortunadamente no estaba en grado de tomar ninguna decisión. No se lo que hicieron conmigo, pero el problema fue que esta doctora era en realidad una sacerdotisa de una de las sectas satánicas más importantes de Italia. Y yo entré a formar parte de ella, de la mano de mi doctora.
Dos años en la secta
Pasé ahí dos años de mi vida. Dos años que me llevaron a perder mi dignidad de mujer, mi dignidad de ser humano. Allí he visto muerte y violencia. Llegué a alcanzar la muerte del alma. Me convertí en una auténtica marioneta manejada por manos satánicas.
«Mata a Chiara»
La noche de Navidad de hace catorce años (1996), durante un rito, me dijeron que existía la posibilidad de ser la sacerdotisa de una secta, en una ciudad de Italia. En ese mundo solo importa el poder, el tener, por lo que yo acepté, pero para ser la sacerdotisa tenía que afrontar una prueba de filiación, de pertenencia. Me dijeron: «En Roma hay una joven, de nombre Chiara, que ha fundado hace poco tiempo una comunidad. Está muy protegida por la Iglesia y para nosotros es un obstáculo, porque acerca a muchos jóvenes a Dios. Si tú verdaderamente quieres pertenecer a nosotros y tener el poder, debes hacer una cosa: mata a Chiara». Y acepté.
Decidida al asesinato
La noche del 5 de enero partí hacia Roma. Me habían dado toda la información de donde encontrar a Chiara y yo me dirigí a su casa, a la sede de la comunidad. A las 20.00 horas llegué hasta la puerta y sin dudar, convencida de lo que iba hacer, toqué el timbre.
«Por fin has llegado a tu casa»
Lo que ocurrió entonces lo tengo que contar desde el testimonio de Chiara, quien no me conocía absolutamente de nada, como es obvio.
Chiara cuenta siempre que, en ese momento, en su corazón escuchó una voz, la voz de la Virgen María que le decía: «Abre tú la puerta, que es una hija mía que tiene una gran necesidad».
Chiara se levantó, caminó apresurada hasta la puerta a cuyo otro lado la esperaba yo, y cuando abrió la puerta hizo una sola cosa. Me abrazo y me dijo: «Bienvenida hija mía. Por fin has llegado a tu casa».
Con el cuchillo en la mano
Ese abrazo cambió mi vida. Fue un abrazo indeleble que llegó a mi corazón. Fue más allá de mi cuerpo, de mis brazos. Yo no pude reaccionar, no pude moverme, no pude hacer nada. Chiara me desarmó absolutamente con ese abrazo, con su mirada.
Me llevó dentro, a su pequeña habitación y comenzamos a hablar. Ella me preguntó cómo estaba, y yo sin decir ninguna palabra le entregué el arma con el que la iba a matar. Se lo conté y le dije: «Chiara, para mí ya no hay esperanza». Ella me respondió: «¡Sí, sí que hay esperanza, porque el amor ha vencido a la muerte! ¡Hay esperanza para ti porque hubo quien dio la vida por ti! ¡Y Jesús te ama!».
«Me matarán y te matarán a ti también»
Yo le contesté: «Chiara, yo les conozco. Sé como son. Tengo poco tiempo. Me matarán y te matarán a ti también». «No Michela –respondió Chiara muy firme-. No lo harán, porque María te quiso en esta casa». Y en aquella casa me quedé.
Sesión de exorcismos
Obviamente, la primera cosa por hacer era una buena confesión. Llamaron a un sacerdote, pero debido a las actividades en las que había estado involucrada no me pudieron dar la absolución. Hubo que escribir a la Santa Sede, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, toda mi historia. Un cierto cardenal Ratzinger , respondió en pocos días: «Hoy la Iglesia está de fiesta porque un Hijo ha regresado a casa».
También tuve que pasar por varias sesiones de exorcismo. Obviemos los detalles.
Comunión y consagración
Con un permiso muy especial, la noche del 27 de enero, en la capilla de las hermanas de la Madre Teresa, en Roma, pude recibir la comunión, pude consagrar mi corazón al Corazón Inmaculado de María, y hacer los votos de pobreza, obediencia y castidad, más el cuarto voto propio de la comunidad de Chiara, que es el voto de ser y llevar la alegría de Cristo Resucitado.
Un nuevo camino
Ahí comenzó mi camino. Mi camino de sanación, un camino en el que nunca nadie antes pudo sanar mis heridas, y donde sí que las pudo sanar Jesús.
Pero pasado un tiempo, hubo una herida que no había podido sanar. Esa herida era la falta de una madre, porque a mí me faltaba una madre. Me faltaba en Navidad, cuando todas la madres telefonaban a las demás y yo no recibía una llamada. Me faltaba el día que celebraba mi cumpleaños... Esa ausencia de mi madre, cada vez que pasaba esto, reabría las viejas heridas y había que empezar de nuevo.
Un grito de dolor
Un buen día, a Chiara se le ocurrió enviarme a un centro de ayuda para la vida. Se me había encargado abrir una casa de acogida para madres solteras y jóvenes embarazadas con riesgo de someterse a un aborto por miedo o por dificultad. Allí las podríamos acoger. Pero al poco tiempo empecé a recoger un grito de dolor. Era el grito de dolor de aquellas mujeres que habían abortado y que me decían: «¿Sabes? Hoy tendría un hijo de ocho años, pero lo llevé a matar».
Aprendí a no juzgar
Por las noches llegaba a casa y me ponía delante de Jesús, en el sagrario, y le entregaba todo ese dolor que llevaba de las mujeres. Una de esas noches, empecé a escuchar en mi corazón: «Michela, si hoy existes tú, es porque tu madre dijo sí a la vida». Os tengo que decir que cuando se experimenta la misericordia de Dios, la primera cosa que se aprende es a no juzgar. Y yo no tenía ningún derecho de juzgar a mi madre. Porque si una madre llega a abandonar a un hijo es porque hay un gran dolor.
A la busqueda de la madre
En ese momento comenzó a despertar en mi interior la necesidad de buscar a mi madre, no para juzgarla ni regañarla, sino para darle las gracias por mi vida.
La ley italiana permite obtener información del propio origen y después de las investigaciones pertinentes localicé a mi madre. Comenzamos a telefonearnos, y un día me sugirió conocernos personalmente. La fecha concertada fue el 2 de Junio de 2004. Esa misma mañana partí hacia la ciudad donde ella vivía para encontrarme con ella, como habíamos quedado.
«Sal de mi vida»
Yo iba sola y en ese viaje había dos partes dentro de mí. Una parte era esa parte humana que se sentía entusiasmada por poder decirle por fin a alguien «mamá». Pero había otra parte más racional que me decía: «Michela, no sabes qué puedes encontrar allá». Mi error fue que en aquella duda venció la parte más humana. Pero el hombre propone y Dios dispone, porque pocos minutos después de encontrarnos, con una mirada que yo no le deseo ni a mi peor enemigo, mi madre me dijo: «Tú para mí no has existido nunca, no has existido hasta ahora, no existes hoy. Sal de mi vida». Yo no sé que siente una madre cuando un hijo dice no a su amor, pero les puedo decir lo que siente un hijo cuando una madre le dice no a su amor…
«¿Qué le hecho de malo a Jesús?»
Fue un gran dolor. Regresé a Roma, cogí a Chiara y sujetándola contra un muro le dije: «¿Pero yo qué le hecho de malo a Jesús? Trabajo para Él, ¿por qué no me puede ayudar?».
A mí pregunta de por qué Jesús me trata así, Chiara me contestó: «¿Sabes, Michela? Santa Teresa de Ávila le preguntó lo mismo a Jesús, y Jesús le dijo que así trataba Él a sus amigos». Ya sabéis lo que Santa Teresa le respondió a Jesús: «Ahora entiendo por qué tienes tan pocos».
Unas vacaciones para reflexionar
Era una situación dolorosa, de la que era difícil salir, por lo que entonces Chiara me propuso unos días de vacaciones. Yo pensé: «Estupendo, me iré a la playa y tomaré el sol», pero Chiara ya había pensado en todo: «Hay un lugar al que puedes ir. Es un pueblo en Bosnia que se llama Medjugorje. Cógete unas vacaciones y vete allí». Yo le dije a Chiara: «A Medjugorje yo no voy, Chiara. Mejor me pagas las vacaciones en Croacia, que está muy cerca y tiene un mar estupendo. Ya cuando esté allí, un día me acerco a Medjugorje. Pero yo no me voy a meter entre las colinas, las piedras y el calor. Eso no son vacaciones». Chiara me respondió: «Te recuerdo que hiciste un voto de pobreza y otro de obediencia. Elige por cual de los dos quieres ir a Medjugorje». Así que elegí el de la obediencia, y voluntariamente vine a Medjugorje.
Medjugorje
Llegué a Medjugorje ¡Me daban una pena los peregrinos! Porque yo pensaba que yo estaba allí porque me habían obligado, pero no entendía por qué ellos no iban al mar, pudiendo hacerlo.
En fin, los primeros diez días fueron un desastre. Yo no quise saber nada de peregrinos, ni del fenómeno de Medjugorje, ni de nada.
Una vidente y la aparición
El día decimoprimero, estaba tras la explanada, cerca de la carpa verde. Estaba tumbada en mi toalla, tomando el sol. En serio, pasaba de todo. Y ahí tirada me vio Marija, una de las videntes. No nos conocíamos de nada, pero a ella le llamó la atención, no sé si verme tumbada tomando el sol, o mi toalla verde chillona.
Se acercó a mí y me dijo: «Hola, ¿qué haces?». «Estoy esperando a que comience la Misa». Entonces Marija, sin más, con toda la naturalidad, me dijo: «Vente mañana conmigo a una aparición».
¡Imagínate! Era ridículo. Tanto que me dio la risa y le contesté: «Mira, va a ser mejor que la Virgen María venga a mí, porque yo de aquí no me muevo». Marija me miró un poco sorprendida, en silencio. Al cabo de unos segundos, cuando se me quitó la sonrisa de la cara, me dijo: «Tú vente mañana».
Unos días aburridos
En Medjugorje, si no vives el fenómeno, tampoco es que haya mucho que hacer. Mis primeros diez días allí fueron tan aburridos, que por muy absurdo que pareciese, asistir a una aparición suponía algo distinto en medio de aquel aburrimiento, así que el día siguiente aparecí a la hora que me había dicho Marija en el Oasis de la Paz, donde iba a vivir su aparición. Al llegar allí, aquello estaba lleno de gente.
Yo llegué a las seis y cuarto de la tarde y allí había gente que llevaba más de tres horas, con todo el calor. Yo pensé: «Qué tontería llegar tan temprano, si de toda formas a la Virgen solo la ve la vidente, pero bueno».
Al cabo de unos minutos llegó Marija. Me vio en el jardín, me cogió de la mano y me llevó dentro de la capilla con ella, delante del todo, a su lado. Me llevó hasta allí a rastras y de un empujón me puso de rodillas. Todo el mundo rezaba y yo pensaba: «Qué buenos todos estos peregrinos, mira cómo rezan», pero mi corazón estaba muy cerrado y no quería participar con ellos.
Recuerdo el momento en que comenzó la aparición. Todo el mundo se quedó en silencio y Marija se quedó mirando extasiada hacia arriba.
En medio de la aparición
En ese momento pensé: «Cualquiera desearía estar aquí a su lado, ¿cómo es posible que a mí no afecte?». La miré a Marija y vi que, sin emitir ningún sonido, movía sus labios, ¿y saben cual fue mi pensamiento en ese momento?: «Pero ella, con la Virgen, ¿habla en croata o en italiano?». Os prometo que lo pensé, de verdad, incluso quince días después de aquello se lo pregunté a ella. Me dijo que hablaban en croata.
¿Un trasplante del corazón?
Bromas a parte, en cierto momento de la aparición ocurrió algo. Y se lo cuenta la persona más racional que existe. Empecé a sentir un calor en el cuerpo. Era un calor que llegaba hasta la punta de mis dedos, hasta mis pies. Era un calor maravilloso. Sentí como si algo me abrazara, me rodeara y me cubriese entera, y entonces ocurrió lo más increíble, y es que sentí como si me hiciesen un transplante de corazón. Digo trasplante porque sentí como si algo se metía en mi pecho y me arrancara una piedra de dentro. Era un corazón herido, enfermo, y sentí como si me colocasen un corazón nuevo ahí dentro, en su lugar. Subrayo la palabra transplante, porque no fue un corazón curado, sino un corazón nuevo, que me llenaba de paz el alma, la mente y el cuerpo.
«Algo bellísimo»
Al acabar la aparición yo no entendía nada de lo que estaba sintiendo, pero era bellísimo. Empecé a darme cuenta de que tenía que marcharme y comencé a repetirme a mí misma que en realidad no pasaba nada, para ver si me calmaba, pero qué va, cada vez que lo decía mejor lo sentía.
Entonces Marija se levantó e hizo lo que hace siempre. Explicó a todos lo sucedido: «He presentado a la Virgen María todas vuestras intenciones de oración. La Virgen María ha orado por ustedes y les ha bendecido». A todo esto yo seguía de rodillas a su lado. Entonces ella, delante de todos me miró y dijo: «La Virgen María ha hecho suyo el dolor de tu corazón. A partir de hoy solo ella será tu madre».
«La Virgen te vió»
Salí de la capilla. Marija no sabía nada de mi historia. Cuando ella salió yo estaba en el jardín, desconcertada. Me cogió de nuevo por el brazo y, sin estar yo todavía muy convencida de lo que suponía que había pasado, le pregunté: «Marija, tu estabas ahí, ¿me viste durante la aparición?», y ella me respondió: «No, yo no te vi. Pero la Virgen sí».
«María me coge de la mano»
Desde aquel día hasta hoy he sentido a María en mi vida. La he sentido de una manera muy concreta. He descubierto que cada vez que tengo el rosario en las manos, es María quien me coge de la mano.
Modelo de santidad
Aquella tarde aprendí otra cosa. Era cierto que hasta ese día había trabajado para Dios, pero María quería que yo trabajase con Dios. Y otra cosa bellísima fue que si yo quería ser santa, debía tomar a la Virgen María como modelo de santidad. Os aseguro que eso, para un carácter como el mío, no es nada fácil. No es fácil vivir la obediencia. No es fácil vivir la humildad. No es fácil vivir el silencio de María. El silencio de María bajo la cruz. Pensad que María estaba bajo la cruz.
Un dolor transformado en amor
Aquella fue una experiencia bellísima, porque descubrí que el dolor puede ser transformado en amor por la humanidad.
Os digo que si aquella tarde del entierro de Luca dije que Dios no existía, después de doce años puedo deciros que Dios sí que existe.
Ocho años de silencio
Durante ocho años he vivido en silencio. Durante ocho años he estado escondida. Pero hace dos años, en un capítulo general de la familia salesiana, Chiara y algunos otros me pidieron que contara mi historia. Al principio tuve miedo. Pero cuando aprendes que la vida no te pertenece a ti, que la vida es un regalo, el miedo puede ser canjeado. Yo hice este pacto con Jesús: «Jesús, si mi vida, mi historia, sirve a un solo joven a encontrar tu misericordia, yo daré mi vida por esto».
No tener miedo del sufrimiento
Queridos jóvenes, no tengáis miedo del sufrimiento. El sufrimiento existe, sí. El mundo nos dice que no existe, nos enseña cómo cubrirlo, cómo barnizarlo con capas de cosas sin importancia. Pero Jesús nos enseña a vivirlo con Él. Lo que tiene a Jesús clavado en la cruz no son los clavos, sino el amor especial que tiene por cada uno de nosotros. Por eso os ruego, por favor, que como decía san Francisco de Asís, no permitáis que el Amor de los amores no sea amado. ¡Llevemos el amor de Dios a todas partes! Podemos hacerlo, Jesús nos ha enseñado cómo. Somos pequeños, pero seamoslo como decía la madre Teresa de Calcuta: como las gotas del mar, que hacen un océano.
Dios nos ama hasta morir
Queridos jóvenes, estáis todos callados. Hay un gran silencio, pero como decía san Pedro, yo no tengo oro ni plata. ¡Lo que yo tengo me llega de la Providencia! Mirad, ni si quiera este rosario que llevo en el bolsillo es mío. Me lo han dado. Queridos jóvenes, yo no tengo nada, y a diferencia de san Pedro yo no hago milagros. Pero os puedo decir una cosa: ¡Que hay un Dios que ha dado su vida! ¡Que hay un Dios que nos ama hasta morir! ¡Que debemos experimentar la alegría de Cristo resucitado!
Los satanistas creen más que nosotros
Mirad ese pedazo de pan. Ese pedazo de pan que nosotros adoramos, ese pedazo de pan blanco con el que nos nutrimos… ahí está realmente el cuerpo de Jesús. Y esto os lo digo con un gran dolor, porque los satanistas creen más que nosotros que ahí está el
Chiara Amirante.
Fundadora de la comunidad "Nuevo Horizonte"
cuerpo de Jesús. Nosotros tenemos que empezar a creer. Tenemos que empezar a vivir a Jesús. Mirad san Pablo. Él decía: «No soy yo quien vive, es Jesús quien vive en mí» .
Utiliza el sufrimiento, pero no huyas de él
Os lo repito, no huyáis del sufrimiento, utilizarlo. Levádselo a Jesús y ese sufrimiento se transformará en amor.
Me despido con una frase de Edith Stein . Cuando Edith Stein se convirtió, le preguntaron por qué se había convertido al catolicismo, y ella respondió: «Yo busqué el amor. Y encontré a Jesús»"
Fuente: ReligionenLiberta.com (15.02.2010), aunque se puede encontrar en otras páginas web.
Pidamos a Dios por la gracia de la conversión, para poder encontrar a Jesús en nuestras vidas con un corazón puro y abierto a recibir el Espíritu Santo.
viernes, 12 de febrero de 2010
San Valentín. La historia. Una reflexión. Una imagen
De mi parte mis felicitaciones para todos los que tienen y dan su amor humano. Ya que aquél que ama a otro, también ama a Dios.
Os dejo dos narraciones y una foto para pensar en este día.
La historia:
San Valentín. Patrono de los Enamorados
14 Febrero
Durante el gobierno del emperador Claudio II "el Gótico", éste promulgo un decreto por el cuál se prohibía casarse a los soldados. El ejercito debía estar formado por hombres solteros. Lo que le llevo a tomar está medida fue el pensar que los soldados sin ningún tipo de unión amorosa serían más valientes y temerarios ya que no habría ninguna mujer que les esperase a su vuelta a casa. Evidentemente esta medida fue muy impopular y muchos jóvenes que pertenecían al ejército conocían chicas y deseaban casarse con ellas y formar una familia. Ante estas circunstancias inhumanas, Valentín, se entregó por entero a las parejas. Las visitaba en secreto para casarlos lejos de la mirada de los súbditos del emperador.
La voz de Valentín corría como el viento por las orillas del Tiber y de las colinas romanas. Los jóvenes, valientes y decididos a formar una familia, acudían a él para recibir el sacramento. Les hablaba, les escribía cartas de amor y con su simpatía y su bella juventud, se traía de calle a todos los enamorados.
También por aquella época se había ordenado a todos los cristianos adorar a doce dioses, y se había declarado que asociarse con cristianos era un crimen castigado con la pena de muerte. Valentín se había dedicado a los ideales de Cristo y ni siquiera las amenazas de muerte le detenían de practicar sus creencias. Valentín fué arrestado y enviado a prisión.
Valentín fue encarcelado por segunda vez bajo Aureliano, que sucedió a Claudio II "el Gótico".
Durante las últimas semanas de su vida, algo impresionante sucedió. El carcelero, habiendo visto que Valentín era un hombre de letras, pidió permiso para traer a su hija, Julia, a recibir lecciones de Valentín. Julia, quien había sido ciega desde su nacimiento, era una joven preciosa y de mente ágil. Valentín le leyó cuentos de la historia romana, le enseñó aritmética y le habló de Dios. Ella vió el mundo a través de los ojos de Valentín, confió en su sabiduría y encontró apoyo en su tranquila fortaleza.
"¿Valentín, es verdad que Dios escucha nuestras oraciones?" Julia le preguntó un día.
"Sí, mi niña. Él escucha todas y cada una de nuestra oraciones," le respondió Valentín.
"¿Sabes lo que le pido a Dios cada noche y cada mañana? Yo rezo para que pueda ver. ¡Tengo grandes deseos de ver todo lo que me has contado!"
Valentín le contestó, "Dios siempre hace lo mejor para nosotros, si creemos en Él."
"Oh, Valentín, yo si creo en Dios", dijo Julia con mucha intensidad. "Yo creo."
Ella se arrodilló y apretó la mano de Valentín. Se sentaron juntos, cada uno en oración. De pronto, una luz brillante iluminó la celda de la prisión. Radiante, Julia exclamó, -"Valentín puedo ver, puedo ver!" -"Gloria a Dios!" exclamó Valentín.
En la víspera de su muerte, Valentín le escribió una última carta a Julia pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios y la firmó "De tu Valentín". Valentín fué degollado el día siguiente, el 14 de febrero del año 270, por mano del soldado romano Furius Placidus, a los ordenes del emperador Aureliano, cerca de una puerta que más tarde fuera nombrada Puerta de Valentino para honrar su memoria. Fué enterrado en la que es hoy la Iglesia de Praxedes, cerca del Coliseo, en Roma. Aunque hoy sus restos están en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni, en donde allí todos los 14 de febrero la iglesia se llena de parejas, todas aquellas que se casarán el año siguiente.
Cuenta la leyenda que Julia plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy, el árbol de almendras es un símbolo de amor y amistad duraderos.
Por esta razón es patrono de los enamorados, un patronazgo popular en todo el mundo cristiano. Este día pasó con la expansión del cristianismo a otros lugares cuyas fiestas de primavera – paganas- pasaron a tener el sello cristiano.
Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, sin embargo hoy en día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo y todo el que siente, tenga la edad que tenga, el olor del amor que, como flor de primavera, nunca debe perder su agradable perfume. ¡Feliz día de los enamorados y de la amistad!
Una reflexión:
Esa mañana llevaba mi vieja chaqueta para estar por casa. Hace años que la compré. Está un poco vieja y con el tiempo se ha ido quedando sin pelo, pero le tengo un cariño especial.
Con el paso de los años se ha ido acoplando a mi modo de vivir y de ser de una forma mágica. Cuando me la pongo me siento tan a gusto.
¿No te pasa que hay una prenda de vestir en tu armario que no sabes la razón pero la cuidas como si fuera de alta costura?
Sigues a pie juntillas las normas correctas de lavado que te aconsejaron cuando la compraste. Además, ya conoces sus trucos para que este en excelente grado de calidad. Se lava con el jabón adecuado, se pone un poco de suavizante, cada día se le quitan las bolitas de la lana que se hacen con el roce, se tiende con esmero,…en fin, que la tratas con tanto cuidado para que no se estropee que parece que es la mejor que tienes.
Muchos me sugieren que la cambie, que esta apelmazada con los años, que siempre es la misma, que hoy en el mercado hay unas estupendas y mucho mas divertidas.,…Pero, no. No pienso tirarla. Esta chaqueta es la mía.
Pues bien, pensaba que la felicidad duradera es la que nos trabajamos día a día, la que cuidamos con esmero, y se intenta mejorar, como a esa vieja chaqueta a la que quitamos con ternura y respeto las bolitas de lana que se hacen con el roce, para ir adaptándola hasta convertirla en la prenda de las mil caricias más importante del armario.
Una imagen:
Sé que a algunos les puede parecer muy macabra. Pero a mí me encanta todo el simbolismo que encierra: dos enamorados que posiblemente murieron juntos y que compartían la eternidad juntos, abrazados el uno al otro durante más de 5.000 años. Reflejo del amor puro que compartiran con Dios en el Cielo. Un amor que será eterno y que aquí en la Tierra sólo lo han podido romper los hombres, descubriendo su oculta intimidad.
“El amor es paciente, es servicial, no es envidioso, no es ostentoso, no se hincha; el amor no ofende, no busca el propio interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.El amor no pasa jamás. Desaparecerán las profecías, las lenguas cesarán y tendrá fin la ciencia” (I Cor 13, 4-8)
Fuentes: Wikipedia, Catholic.net, el blog "Genio femenino" y el blog "La hoja del Arce"
martes, 9 de febrero de 2010
Retiro Espiritual de Cuaresma
Recordaros que cada uno necesita llevar sábanas, mantas, toallas y sus artículos de aseo.
El Retiro comienza el viernes 26 a las 20:00 h en la Scalabrini Haus, donde nos juntaremos todos. Las actividades comenzarán el sábado a primera hora, y terminaremos el domingo después del desayuno sobre las 10:00 h, que marcharemos a la iglesia de Santa Bárbara para celebrar la misa juvenil.
Animaros a todos a participar, y todos juntos podamos hacer que sea un fin de semana especial que nos una en Jesús.
jueves, 4 de febrero de 2010
Fechas importantes para celebrar juntos
En la reunión de este miércoles nos detallo fechas el padre Gil para los próximos meses. Los expongo para tenerlos siempre presentes por orden cronológico.
- Lunes 15.02.2010 (Rosenmontag) fiesta de carnaval en la casa de Elisabeth y Udo, a las 18:00 h. Se ruega ir disfrazados.
- Domingo 21.02.2010: primera misa de jóvenes en la iglesia de Santa Bárbara (Rothenkruger Straße 2 50825 Köln-Neuehrenfeld), a las 12:30. El próximo miércoles la reunión estará dedicada a preparar la liturgia. (El 21.02 no tendremos el bar, ya que está ocupado, por lo que ese tema se queda a la espera de que veamos con los responsables de su organización las fechas que nos podrían corresponder)
- Viernes-domingo 26-28.02.2010: retiro espiritual de cuaresma para jóvenes. Será en la Scalabrini Haus (August-Strindberg-Straße 11, 51067 Köln-Holweide) Nos reunimos el viernes por la noche, pero para los que no puedan asistir esa noche, las actividades del retiro propiamente dicho comienzan el sábado por la mañana y finalizan el domingo a mediodía. Para el retiro haremos una donación de 10 € a la orden de los escalabrinianos. Es necesario inscribirse para conocer el número de personas y calcular los gastos de comida y bebida. Las encargadas de la inscripción y para resolver dudas son Edilsa y Elisabeth.
- Sábado 13.03.2010: reunión internacional de jóvenes católicos en la Scalabrini Haus (August-Strindberg-Strasse 11, 51067 Köln-Holweide) El tema que se tratará será la figura del padre D. Bosco y los Salesianos. Sería bueno saber las personas que van a ir para que la organización pueda hacer sus cáculos logísticos, para ello póngansen en contacto con Edilsa.
- Domingo 14.03.2010: paseo por la ciudad de Trier.
- Domingo 21.03.2010: segunda misa de los jóvenes. Iglesia de Santa Bárbara a las 12:30
- Domingo 28.03.2010: Domingo de Ramos. Cominza la Semana Santa y por lo tanto las celebraciones y representaciones de la pasión y muerte de Nuestro Señor. Para ello debemos repartirnos los papeles para la celebración del Domingo de Ramos y del Jueves Santo. Si alguno queréis participar y tenéis algún personaje preferido poneros en contacto con Edilsa (parece que le ha tocado organizar todo)
- Domingo 02.05.2010: primera comunión de Marcel. En la iglesia de Sankt Winfried (Sträßchensweg 3 53113 Bonn)
- Sábado 08.05.2010: matrimonio de Udo y Elisabeth. En la iglesia de Santa Barbara.
- Sábado 08.05.2010: oración por la paz. 18:00 en la iglesia de Santa Bárbara.
- Domingo 09.05.2010: primera comunión de Alejandro. En la iglesia de Sankt Winfried (Sträßchensweg 3 53113 Bonn)
- Domingo 16.05.2010: primeras comuniones de niños. 12:30 en la iglesia de Santa Bárbara
- Jueves 29.05.2010: sacramento de la confirmación de algunos compañeros,.... 17:00 h en Colonia en la Pauluskirche (Pauluskirche, Kleingedankstraße, D-50677 Cologne)
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