Es hermoso pensar que el mismo Espíritu que recibimos en los sacramentos y cuando se lo pedimos a Dios, es el mismo Espíritu que envió Jesús a sus discípulos hace casi dos mil años, y que dió origen a la Iglesia.
Igual que ellos llenos del Espíritu Santo cambiaron el mundo, nosotros podemos ahora volver a cambiarlo.
lunes, 25 de mayo de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario