El evangelio de este domingo pasado (Lc 17, 1-19), nos ha venido a recordar el valor inmenso del agradecimiento. Recordándolo muy brevemente: 10 leprosos acuden a Jesús para que, conociendo su fama de sanador, tuviese misericordia de ellos y los curase de su terrible enfermedad. Jesús tiene compasión de ellos y al despedirlos quedan limpios. Al darse cuenta que estan sanados, tan sólo uno de ellos, precisamente el samaritano, el considerado extranjero y hereje, vuelve para darle las gracias a Jesús. Y ante este gesto de justicia, reconocimiento y fidelidad,...de amor, Jesús le dice: "Levántate, vete: tu fe te ha salvado". En ese momento se realiza el segundo milagro, el gran milagro. Los otros 9 quedaron curados de su enfermedad corporal, curación temporal ya que volverían a enfermar o la fragilidad corporal los llevaría a la muerte, como todos los humanos. Pero la gratitud del samaritano le permitió alcanzar la salvación, es decir la vida eterna. Cristo le concedió la sanación del alma, la limpieza del pecado.
Sobre el valor de la gratitud, en la misa se produce un dialogo precioso entre el sacerdote y el pueblo cristiano, que es aclarador y definitivo. En un momento el sacerdote levanta los brazos y se dirige a nosotros diciendo:
"-levantemos el corazón"
Y todos respondemos:
"-lo tenemos levantado hacia el Señor"
-"Demos gracias al Señor"
-"Es justo y necesario"
-"En verdad es justo y necesario. Es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar"
Lo que declaramos es sumamente definitorio: dar gracias a Dios, no es que sea algo opcional, si no que es un deber, y no sólo de forma puntual cuando nos sentimos tocados por Dios, si no siempre y en todo lugar. Porque de ello depende nuestra salvación.
La gran objeción podría ser ¿por qué debemos dar siempre gracias a Dios, cuando la suerte nos es adversa, cuando parece que Dios no nos escucha, que todo nos sale mal?
Si te haces estas preguntas es que no te has dado cuenta de todo lo que te ha dado Dios, cosas esenciales pero no vistosas (así suele trabajar Dios), como es la vida que te se ha sido concedida gratuitamente sin que tú hicieses nada, el hecho de ser cristiano, de poder disfrutar del conocimiento de la amistad y el amor de Dios es porque el mismo Jesús, al igual que a los apóstoles, te ha llamado personalmente. Si te pones a pensar todo es gracia, todo proviene de Dios.
Os dejo dos vídeos para reflexionar sobre el valor de lo que tenemos y la gratitud.
El primero es un extracto de un texto de Facundo Cabral.
El segundo es sobre una joven (Lizzi Velasques) que sufre un extraño síndrome que la impide engordar y tiene un aspecto calavérico. Parecería que tendría motivos más que suficientes para quejarse ante Dios. Pero todo lo contrario, dá las gracias publicamente por todo lo bueno que Dios le ha dado, sobre todo creo yo es el espíritu de lucha y superación.
Ésta es la transcripción al español de su testimonio, ya que el video está en inglés sin subtítulos:
"Estaba en casa, sentada ante el ordenador oyendo música en Youtube, y me di cuenta de que en la parte de la derecha, en los relacionados, había una foto que me resultó muy, muy familiar. Así que hice clic, sin saber que haciendo ese clic mi vida iba a cambiar completamente. Lo primero que vi fue mi imagen de cuando yo tenía once años, y el título de este vídeo era La mujer más fea."
"¡Imaginen lo que es estar oyendo música tranquilamente y de repente encontrarse con tu propia foto y verte catalogada como la mujer más fea del mundo! Piensen cómo te puede hacer sentir eso. Imaginen luego que, después de ver ese terrible, terrible vídeo, ves que cuatro millones de personas lo ha visto. ¡Cuatro millones! Me sentí como si alguien me hubiese puesto ante la pantalla y me golpease una y otra vez, una y otra vez."
"Seguí bajando por la pantalla y vi que había miles y miles y miles de comentarios. Me puse a leerlos uno tras otro. Y ¡ninguno! era positivo. ¡Ninguno! Estos comentarios me decían que le hiciese al mundo el favor de cortarme la cabeza, que saliese de casa con una bolsa en la cabeza porque si no la gente que viese mi casa se volvería ciega, otros me daban consejos sobre cómo suicidarme...".
"Yo estaba en el instituto cuando vi esto. El vídeo me representaba cuando yo tenía once años, y eso se decía en el vídeo. Y yo no podía comprender cómo alguien, fuese cual fuese su edad, podía hacer esto, decir cosas tan, tan terribles, sin saber si alguna vez esa persona las iba a ver. Lloré hasta dejarme los ojos leyendo esos comentarios."
"Mis lágrimas se transformaron después en rabia. Me lavé la cara, me puse ante el teclado, y quería responder a todos y cada uno de los mensajes. No sabía qué iba a decirles, pero quería hacerles sentir mal, hacerles sentir mal por poner mi rostro en la pantalla y decir todas esas cosas horribles de alguien a quien ni siquiera conocían".
"Pero luego me detuve y me di cuenta de que eso no valía para nada. ¿Qué ganaba con ponerme a su nivel? ¡Nada! Era empezar una batalla inacabable para no ganar nada. Así que no lo hice, y pasé un tiempo muy duro. Un tiempo muy duro, no les voy a mentir. Pero una tenue voz en mi cabeza, que yo sé que era Dios, me dijo: Déjalo pasar. Y es lo que hice. Fue muy duro para mí, muy difícil. Se lo dije a mis padres, que estaban en el jardín, y me dijeron: Sigue siendo tú misma. Y es lo que hice."
"Seguí yendo al instituto, donde todo era maravilloso a pesar de este vídeo. Me gustaba encontrarme con la gente, me gustaba empezar cada día. Mi relación con Dios era mejor que nunca".
"Dios, Tú me hiciste la mujer que soy por una razón. Tú me diste todas las luchas durante mi crecimiento para hacerme más fuerte. Tú me hiciste parecer diferente para que yo pueda ver una belleza que no es la que definen los medios de comunicación. Dios está actuando a través de mí para ayudarme a decirles algo".
"Pero la única forma que tengo para cumplirlo, para continuar con ello el resto de mi vida, es mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es lo primero en mi vida. Cuando pienso que Dios me dio el síndrome, antes lo veía como un cartel que decía Maldición, ahora veo lo que Dios me dio como un cartel sonriente y brillante que pone Bendición. Y siempre lo veré como una bendición."
"Todos los porqués que me he preguntado, todos los "por qué yo", "por qué me hiciste esto a mí", tienen una respuesta. Y he aprendido a dejar de preguntarme por qué. Porque sé que Dios hace todo absolutamente todo por una razón, y tienes que rendirte y aceptarlo porque es Su voluntad, lo veas o no lo veas. ¡A veces te sorprendes tanto y dices: Gracias, Dios!"
"Cada vez que hago algo, lo hago entusiasmada, porque sé que Dios va a estar ahí para ayudarme, para levantarme cuando me caiga y para elevarme aún más alto. Y les voy a decir ahora, que si dejan de preguntarse por qué, y empiezan a decir "¡Gracias, Dios!", obtendrán todas las respuestas."
"Gracias por acogerme, por escuchar mi mensaje, y espero, espero de verdad, que sepan que Dios les puso aquí por una razón y quiere que compartan esa razón, sea cual sea".
P.S.: Agradecer a Ximena por darme a conocer el texto de Facundo Cabral. El segundo video está tomado del portal de internet "religion en libertad"
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