viernes, 15 de enero de 2010

Para reflexionar sobre la tragedia

Seguramente todos estáis informados de la tragedia que ha ocurrido en Haití, donde han muertos miles de personas a causa de un terremoto que ha devastado el país. A la desgracia de ser uno de los paises más pobres del mundo se ha unido esta desgracia de muerte y destrucción.

Os dejo una entrada escrita por un comentarista del blog cristiano: espada de doble filo. El escritor es de origen centroamericano, y creo que puede ser interesante para reflexionar sobre nuestro interés sobre las tragedias y nuestra despreocupación cuando los números no son tan elevados. Un país como Haíti seguro que vive miles de tragedias personales, a lo largo de los años, a causa de la violencia y la extrema pobreza en la que se encuentra. Pero ha sido ahora donde han muerto todos ellos en un sólo día cuando nos damos cuenta de la magnitud y nos decidimos a ayudar, mientras en otros lugares o a nuestro lado ocurren tragedias personales o familiares que se pasan por alto porque no tienen estas magnitudes (que ironía, habría que preguntar al afectado por la magnitud de su desgracia, aunque solo le toque a él) Bienvenida sea toda la ayuda para los haitianos, pero no sólo ahora, si no siempre, y no sólo con ellos, si no con todos los que la necesitan.


"Hoy veía uno de los periódicos de mi país y me desayunaba los mas que probables 100,000 muertos del terremoto en Haití y para que me cupiera semejante catástrofe en la cabeza lo comparaba con que en mi país 12 años de guerra civil produjeron 70,000 muertos, ¡12 años!. Pues bien, de pronto caí en la cuenta de un engaño tremendo del que nos ha hecho objeto esta “era de la información”. ¡Somos víctimas de las cifras!

Hermano, en este tiempo nos damos cuenta hasta de cuando un autobús choca en cualquier parte del planeta y se va a un precipicio, y son tantas y tantas las catástrofes alrededor del planeta que para reaccionar “el mundo” necesita “cifrarlas” para decidir como reaccionar a cada una. Es decir, si en Haití en lugar de morir 100,000 personas hubiesen muerto 10, aunque la destrucción fuera igual, no tendría la exposición de medios que ha tenido. ¿Pero nosotros como cristianos debemos reaccionar así?

¡Somos cristianos!, llamados a reaccionar con amor y misericordia independientemente de las cifras, ahora los ojos del mundo hipócrita que se gloria de hacer “caridad pública” se posaran en un país que necesitaba ayuda desde mucho antes que este terremoto sucediera, en cambio para el cristiano el necesitado es necesitado aunque sea solo uno y eso porque se supone que intentamos reflejar a Aquel cuyo amor por el ser humano es capaz de identificar con nombre y apellido a cada uno de los que viven, vivieron y vivirán en este planeta.

Vendrán muchas promesas de ayuda, y la gran mayoría se quedará en eso, en promesas. Porque como dice mi abuela: “¡prometer no cuesta nada!”. Al final lo que se hará realidad con toda seguridad, son las imágenes que vemos de gente común ayudando a gente común, al vecino con su familia ayudando al otro a buscar a los suyos. Porque nunca pasa una desgracia en la vida de cada uno sin que de eso puedas aprender mucho. Del dolor surge siempre el amor en los que en lugar de endurecer el corazón lo ablandan ante el dolor del otro.

Nuestro cristianismo no va en función de que tan “buenecitos” somos, ni de cuánto hemos “mejorado como personas”, ni de como éramos “hace X años cuando me encontró el Señor… y ahora soy así y asa”, nuestro cristianismo va en función de cuanto somos capaces de morir por otros. El cristianismo no es un “método de superación personal”, el cristiano sólo es cristiano si puede ejercer su cristianismo muriendo por otros.

Esta tendencia a movernos por cifras a veces permea incluso hacia dentro de nosotros como Iglesia, hasta en cosas vitales como la evangelización, olvidando que nuestro Señor dejaba 99 por una sola oveja perdida. La evangelización no puede “cifrarse", porque con uno solo en todo un país que se convierta, habrá valido la pena todo lo que haya pasado y lo mucho que se hayan desgastado los evangelizadores.

Hoy es Haití, mañana u hoy mismo pueden ser tragedias similares pero a nivel mas personal, el compañero de trabajo, tus hermanos, tus padres, el vecino, las tragedias “individuales” no hacen tanto ruido pero son igual de catastróficas y a todas nos debemos. No desprecies lo que sucede a tu alrededor porque no tenga cifras impresionantes.

Si puedes ir a Haití en persona, ¡ve! ayuda que las manos nunca sobran; a los que puedan ayudar económicamente ¡hazlo!, que el recurso económico escasea y daras de comer al hambriento; al que ni uno ni lo otro, ¡reza! reza por el alma de los que han muerto, reza por las familias que han quedado partidas, reza por los heridos, reza por los niños que siempre son los mas afectados, pero sobre todo, reza por los que quedan para que el diablo no aproveche y les engañe susurrando a sus oídos que Dios no les ama, no te detengas que la oración es el arma mas poderosa del cristiano, capaz de provocar milagros.

Animo hermanos haitianos, ¡el Señor no nos abandona!

“Pero nosotros llevamos ese tesoro en vasos de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios. Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes, la vida".
2 Corintios 4,7-12"

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