V DOMINGO DE PASCUA - CICLO C : 02/05/2010 - Nr.147
EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
Una de las causas por las que se abandonan muchas ocasiones la Iglesia es la falta de un testimonio más abierto y convencido respecto al amor. Con mucha frecuencia nuestras comunidades son verdaderos campos de batalla donde nos enfrentamos unos contra otros, sin respeto, y por la espalda; donde no reconocemos en el otro la imagen de Dios. Y eso afecta la fe y la buena voluntad de muchos creyentes. No se trata de que nuestras comunidades y sus agrupaciones sean totalmente ajenas a los conflictos, no; ellos son necesarios en cierta medida, para crear un ambiente de discernimiento, de acrisolamiento desde la fe y de las convicciones más profundas respecto al Evangelio; en el conflicto –llevado en términos de respeto y amor cristiano mutuo- aprendemos justamente el valor de la tolerancia, del respeto a la diversidad, y el mejoramiento de nuestra manera de entender y practicar el amor. Del conflicto así entendido -inevitable donde hay más de una persona-, es posible hacer el espacio para construir y crecer. Para ello hacen falta la fe, la apertura al cambio y, sobre todo, la disposición de ser llenados, cada uno, por la fuerza viva de Jesús. Sólo en esa medida nuestra vida humana y cristiana va adquiriendo cada vez mayor sentido y va convirtiéndose en testimonio auténtico de evangelización.
La segunda lectura que hoy hemos escuchado nos habla precisamente del fruto que se consigue cuando se terminan los conflictos, de manera favorable y se puede sacar fruto de ello, “El Señor ha hecho nuevas todas las cosas”, “un cielo nuevo y una tierra nueva” donde no exista ya en el mundo ni odio ni rencor, ni violencia, ni maltrato, ni mentira, ni engaño, ni envidias, ni egoísmos, ni corrupción, ni abusos... sino que todos vivamos unidos con la única forma de vida que es verdaderamente buena para el hombre y agradable para Dios: EL AMOR.
P. OSCAR ECHEVESTE.
UN MANDAMIENTO NUEVO
¿No tenían ya sus discípulos, como buenos judíos, diez mandamientos que cumplir? ¿Para qué uno nuevo? ¿No hablaban ya sobre el amor los mandamientos que ellos conocían: amar a Dios sobre todas las cosas, honrar y amar a los padres?
Cuando Jesús habla del amor convierte en universal este mandamiento ya conocido y lo extiende a todas las personas, a los amigos, a los de fuera, a los que viven lejos... e incluso a los enemigos. “Que os améis unos a otros” fue este nuevo mandamiento de Jesús y bastante bien lo debieron cumplir los primeros cristianos, ya que llegaron a causar la admiración de los demás, generalmente gente pagana, porque se tenían gran aprecio entre ellos y se ayudaban mutuamente. Pronto empezó a conocerse el cristianismo, precisamente por estos hechos, como la religión del amor.
Cuenta una leyenda que San Policarpo, que era soldado y además era pagano, fue destinado a una pequeña ciudad. Pronto se dio cuenta que había unas personas que llamaban la atención por su disponibilidad a ayudar a los demás y porque se apreciaban mucho entre si. Preguntó que quiénes eran esas personas. Le dijeron que eran cristianos. “Me parecen unas personas excelentes. Yo quiero ser como ellos” respondió. Se hizo cristiano, posteriormente le eligieron incluso obispo y al final murió como mártir perseguido por el emperador romano.
Mirad cómo se quieren y cómo se aprecian... los cristianos de la Misión Católica de Lengua Española de Bonn y Colonia, deberían decir los habitantes de estas ciudades que de alguna forma han entrado en contacto con nosotros. Entonces se acercarían más a nosotros, como ya les ocurrió a los primeros cristianos... y como también le ocurrió a un soldado pagano llamado Policarpo.
JUAN MARIA GARCÍA LATORRE * garcia-latorre@hotmail.de
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS 21, 1-5a
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:--Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado. Y el que estaba sentado en el trono dijo: Todo lo hago nuevo
EVANGELIO
JUAN 13, 31-33a.34-35
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él. (Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.) Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros
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