domingo, 29 de diciembre de 2013

Cuando se habla del aborto

Con motivo de la celebración del día de los Santos Inocentes les dejo este artículo del padre Morado sobre el aborto. Me gusta con la moderación que habla y el sentido común definitivo con el que argumenta, algo poco frecuente al tratar sobre el aborto, que lógicamente suele despertar nuestro lado más visceral.



"El hecho mismo de que el aborto provocado sea objeto de discusión es ya significativo. Unos y otros, partidarios y detractores, o partidarios y detractores según convenga (plazos, supuestos o demás “argucias”), solo por elevar el asunto a “cuestión disputada” hacen constar que el tema no es, en absoluto, tan obvio como algunos pretenden que sea. 

Si nos resultase obvio a todos que jamás se puede matar a un ser humano inocente, el aborto nunca sería legalizado ni despenalizado. Si resultase tan obvio que el embrión humano es meramente una cosa, un simple cúmulo de células o tejidos, tampoco tendría sentido señalar ningún plazo ni ningún supuesto. Se abortaría, sin más, hasta la víspera del nacimiento o hasta el mismo día un par de minutos antes del mismo. 

Claro que, si se puede abortar hasta la víspera, surge la duda de por qué no se puede, después del nacimiento, interrumpir la vida del ya nacido, bien sea basándose en plazos o en supuestos, o en lo que sea.

Nadie puede negar, pues, que se trata de un tema complicado. Y para resolver la complicación se convoca a expertos en ciencia, en derecho y en ética. Pero, de por sí, ser experto en algo no significa, sin más, ser una persona de gran talante moral. Uno puede ser experto y ser, a la vez, un indeseable. La condición de experto añade muy poco a la índole moral del experto. 

Digo esto no para despreciar el valor de las opiniones aparentemente bien fundadas, sino tras constatar que, en el fondo, los argumentos de los supuestamente “expertos” se exponen con la misma claridad, aunque con menos sutileza, por parte de cualquiera. No siempre por argumentar mejor se razona mejor. En absoluto.

¿Por qué se discute el aborto? A mi modo de ver, por un solo motivo: porque se trata de la eliminación deliberada de un ser humano. Si no se tratase de eso, la discusión sería puramente inútil, bizantina. Nadie, en su sano juicio, plantea un debate parlamentario sobre si es lícito o no usar un insecticida doméstico para librarse de los mosquitos. Matar no es algo que revista connotaciones positivas. Pero un mosquito es solo eso: un mosquito. No se trata de exterminar una especie, o diversas especies. No. Se trata solo de solucionar un problema: un mosquito, en casa, resulta molesto. Se le quita de en medio y punto. Sin más drama.

Pero un embrión humano, un feto humano, un ser no solo vivo, sino humano, no es un mosquito. Y aquí comienzan los problemas. Ante quien contra-argumente diciendo: “ser vivo sí, pero humano, no”, yo preguntaría: ¿si no es humano, qué es? ¿Acaso un animal, acaso una planta?
Claro que, bien visto, un tumor que padece una persona humana también es “humano”, en el sentido de que está compuesto por células humanas. Pero, ¿puede decirse sensatamente que un embrión es un tumor? Yo creo que no. Un tumor no es el inicio, el primer tramo, de una vida humana independiente, sino una anomalía más o menos amenazante. No. Un embrión humano no es un tumor.

Cuando una mujer está embarazada no dice: “Llevo dentro un tumor”, sino que dice: “Estoy esperando a un niño”. Podrá esperarlo con más ilusión o con menos, pero que espera un niño lo sabe ella y los sabemos todos. Máxime desde que el álbum familiar comienza no con las fotos del recién nacido, sino con las ecografías del mismo.

Negar la condición de ser humano a un embrión humano es semejante a entrar en el terreno de la magia: ¿Por arte de qué extraño sortilegio lo que era solo “cosa” pasa a ser “persona”? ¿Cuándo? ¿Cuando tiene tantos meses, cuando ha nacido, cuando ha aprendido a hablar, cuando es ya, definitivamente, autoconsciente, responsable y libre? ¿Quién puede decir “ahora sí” y “antes no”? Es más, bastaría la mínima duda, en caso de que fuese posible, para abstenerse de hacer nada que directamente pudiese perjudicarlo. Todo el proceso embrionario es un continuo en el que las delimitaciones son arriesgadas y arbitrarias.

¿Qué diferencia hay, por ejemplo, entre un embrión ya avanzado y un niño nacido por un parto prematuro? ¿Cómo se puede entender que, quizá en el mismo hospital, se mate a uno y se proteja al otro? 

No basta decir que siempre ha habido aborto. También siempre han existido miles de atentados contra los seres humanos. Pero que algo exista no lo convierte, así sin más, en algo que deba ser respaldado por las leyes del Estado.

Ni significa gran cosa señalar que muchos embriones, en sus primeros días, se mueran. Morir nos morimos todos, con un día de existencia, con un año, con cincuenta o con noventa. Una cosa es que nos muramos y otra que nos maten.

No es suficiente, tampoco, aludir a una praxis social. Que en casi toda Europa se tolera el aborto… Bueno, eso no es un argumento. También se toleró, en su día, la esclavitud. Y no por eso la tolerancia de la esclavitud es moralmente universalizable.

Los seres humanos, desde el primer día, tienen el derecho a ser tratados como personas y nosotros tenemos la obligación correspondiente de tratarlos como tales. No nos hace mejores, sino peores, aplicar la ley del más fuerte. Lo que nos humaniza, a quienes tenemos voz y voto, es acoger y proteger a los más débiles: los aún no nacidos, los niños, los enfermos, las personas con discapacidades o los ancianos. 

Cuando hablamos de aborto no solo hablamos de aborto. Hablamos de nuestra responsabilidad moral. Hablamos de esa tenue frontera que separa a los bárbaros, aunque refinados, de los seres auténticamente civilizados."

Guillermo Juan Morado.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Entrevista a nuestro obispo Joaquín Meisner

El pasado día 24 se realizó una entrevista en la Deutschlandfunk en Colonia al cardenal Meisner. Me parece interesante sobre todo porque hace referencia a su ultima reunión con el papa Francisco y puede aclararnos algo sobre la posición de ambos en el tema de moda en la Iglesia en Alemania; la comunión a los divorciados vueltos a casar.




El enlace a la entrevista original (en alemán) es éste:

http://www.deutschlandfunk.de/katholische-kirche-meisner-bestreitet-reformbedarf.694.de.html?dram:article_id=272951

La traducción la he recogido del portal de internet Infocatolica.

Jürgen Liminski: Parece que es un juego muy popular para la gente de los medios: sacudirle a la Iglesia. Los obispos en realidad lo podrían sobrellevar con tranquilidad, pero algunas encuestas les deben dar que pensar, por ejemplo la de Allensbach, según la cual dos tercios de los católicos están a favor de que a los divorciados se les permita casarse por la iglesia de nuevo. Y para hablar sobre éste y otros temas , doy la bienvenida al arzobispo de Colonia, cardenal Joachim Meisner. Buenos días, eminencia.

Cardenal Joachim Meisner : ¡Buenos días!

Su Eminencia, Navidad, ¿Qué es lo que va a predicar usted esta noche?

Esa es una buena pregunta. El tema del sermón de Navidad realmente no se puede elegir. El contenido de la fiesta de Navidad es tan abrumador, que el Dios eterno se ha convertido en uno de nosotros, un hombre, que no se puede predicar sobre nada más. Esto también alegra a la gente en última instancia, y también nos da una perspectiva real para el presente y el futuro de nuestra vida.

Este Dios nace en una familia. Los temas familia y matrimonio son actuales, el debate sobre la divorciados vueltos a casar parece dividir a la Iglesia en Alemania. ¿Cuál es su posición?

Querido señor Liminski, en todo momento, la Iglesia, especialmente los obispos junto con el Papa tiene el encargo de ejemplificar ante los hombres la obediencia a la Palabra de Dios. Los Obispos también comparten con el Papa el Magisterio. Pero siempre cum Petro et sub Petro, es decir, por debajo de Pedro y con Pedro. Así que cualquier disenso entre la enseñanza del Papa y el obispo es teóricamente inconcebible. Déjeme añadir algo más: Desde tiempos inmemoriales la Iglesia está convencida de que la unidad de Cristo con su Iglesia, que es su cuerpo, es normativa también para el matrimonio. Y el apóstol Pablo lo dice explícitamente: «El matrimonio es un misterio profundo. Yo lo refiero a Cristo y la Iglesia». Y Cristo dice entonces, lógicamente, que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. A esto no hay realmente nada más que añadir. Puede usted pensar tal vez que esto se lo lanzo como un disparo. Es que todos los días me veo confrontado con estas cuestiones y por eso su pregunta no era nueva para mí.

Esta no es la misma posición, idéntica, que la de su colega Zollitsch. Él llama a una mayor integración en la vida comunitaria, también una integración de las personas divorciadas. Y cree que en Roma también habría diferentes opiniones sobre esto. Así que la de la CDF, por tanto, no contaría más que las otras. ¿Entonces, qué es lo que tiene validez?

Sr. Liminski, escuche por una vez a un viejo obispo. En mi última visita al Papa Francisco pude hablar muy francamente con el Santo Padre sobre todos los temas. Y también le dije que cuando habla en forma de entrevistas y breves discursos se quedan algunas preguntas abiertas, que para los no iniciados deberían en realidad precisarse más. El Papa me miró fijamente y me dijo que le mencionara un ejemplo.
Y mi respuesta fue entonces que a su regreso de Río a Roma, mientras viajaba en el avión, se le mencionó el problema de los divorciados vueltos a casar. Entonces el Papa simplemente me respondió: «los divorciados pueden comulgar, pero no así los divorciados vueltos a casar. En la Iglesia Ortodoxa se pueden casar dos veces». Hasta ahí su declaración.
Luego habló de la misericordia que, sin embargo, a mi modo de ver, y así se lo dije, en este país siempre se interpreta como un sustituto de todas las posibles faltas del hombre. Y el Papa me respondió muy enérgico que era un hijo de la Iglesia Católica, y que él no dice otra cosa que lo que la Iglesia enseña. Y la misericordia debe ser idéntica a la verdad, de lo contrario no merece el nombre de la misericordia.
Y, por lo demás, él me dijo expresamente que cuando ciertas cuestiones teológicas se mantienen abiertas, entonces la importante Congregación para la Doctrina de la Fe está ahí, para aclarar y formular detalladamente. También debe pensar que antes del Concilio el propio Papa era el presidente de esta congregación, y ella es, en el orden curial, la que está en el primer puesto, ahora lo mismo que antes. No se puede hablar del Prefecto como si fuera un ciudadano particular, sólo porque él anteriormente fuera miembro de la Conferencia Episcopal (alemana).

Ahora el Papa ha iniciado una encuesta de opinión acerca de la familia y el matrimonio y la moral sexual de cara al Sínodo del próximo otoño. Y para Colonia ya hay resultados. Así se observa que en la población se van las cosas de modo diferente que en Roma. ¿No debería, debe, adaptarse la iglesia?

También dije con anterioridad que la Iglesia tiene que adaptarse a la Palabra de Dios y no a la opinión de la gente. Debemos, como Iglesia, conocer la opinión de la gente, para después proclamar la Palabra de Dios en función de esto. Pero adaptarse al modo que usted pregunta no es una categoría del Evangelio. Es sorprendente que, por ejemplo, la Iglesia Evangélica Luterana, con su documento de toma de posición sobre la temática de la sexualidad, se haya alineado totalmente con el llamado espíritu de los tiempos en los asuntos de la sexualidad. Y, ¿cómo se ve en la situación de la Iglesia Evangélica Luterana? He oído decir que los números de abandono de la iglesia luterana son ahí aún más altos que los nuestros. De manera que, en última instancia, este éxodo no puede deberse a la cuestión de la sexualidad.

El ZdK (comité central de los católicos alemanes) lo ve un poco diferente. El Presidente Glück aboga por adaptarse e integrar plenamente a los divorciados vueltos a casar, es decir, admitirles también a la Eucaristía. El ZdK quiere casarse con el espíritu de los tiempos, se podría decir. Ahí desertan unidades enteras de los ejércitos cristianos. ¿No tiene miedo del aislamiento?

Bueno, no conozco el miedo al aislamiento. En la escuela primaria, en Turingia, yo era el único chico católico. Y siempre estaba en medio y no me dejaba aislar. La misión del ZdK es hacer visible y efectivo el Evangelio en las dimensiones de lo secular, es decir, en el mundo. Y aquí, este gremio debe dejarse hacer realmente en serio la pregunta: ¿Se han mantenido fieles a su misión y la vocación?
¿Y formula usted, en este contexto, la pregunta de si yo he de temer un cierto aislamiento? Lo que yo tengo es auténtica preocupación por las personas que deforman a conveniencia su propia fe en lugar de aceptarla respetuosamente como el mismo Cristo nos la ha confiado. Esto no trae ninguna solución. En el siglo IV, a raíz de la herejía de los arrianos, se decía que de la noche a la mañana, la Iglesia se había vuelto arriana. Pero eso no quedó así. Se convirtió en católica de nuevo. Y por eso, por hostiles que sean los números, no me asustan. Debo decir que simplemente debemos preguntarnos lo que Dios quiere.
Y la Iglesia sabe desde hace 2.000 años que lo que Dios ha unido el hombre no lo puede separar. Otra cuestión diferente es la de si todos los matrimonios son realmente válidos. Si debería haber criterios nuevos que permitieran dictaminar si un matrimonio no ha tenido lugar realmente y no es válido. Pero esa es otra cuestión. Ahí no se trata de la admisión de los divorciados vueltos a casar a la Santa Comunión.

Su Eminencia, mañana cumple 80 años. ¿Presentará su renuncia al Papa o pedirá que deje que se jubile? La cuestión de la sucesión está abierta, y yo ni siquiera querría abrir este barril, a menos que tenga una preferencia que desee decirnos. Pero mirando hacia atrás, hacia los 25 años de Colonia se puede preguntar, ¿qué le ha impresionado más durante estos años de su tiempo obispado?

Voy a enfrentarme permanentemente con esas preguntas. Pero para empezar, todo lo referente a mi sucesor como arzobispo de Colonia lo llevo a mi oración personal diaria. Pero con la gente, incluso con mis colaboradores más cercanos, no hablo de ello. Así que comprenderá que, por supuesto, no voy a charlar de ello con usted, siendo periodista de Deutschlandfunk.
Pero lo que más me ha impresionado en estos 25 años de mi servicio como Arzobispo de Colonia es, con diferencia, la lealtad y fortaleza de la fe de nuestros sacerdotes que están dispuestos, en situaciones difíciles, a tomar sobre sí un nuevo concepto de la cura de almas, motivado por la escasez de vocaciones, y están recorriendo en esto un territorio inexplorado. Lo que me conmueve positivamente una y otra vez en nuestros sacerdotes, diáconos y miembros del personal que tiene a cargo el cuidado de las almas, es la fuerza de su fe y la alegría en la fe, a pesar de las permanentes noticias negativas de los medios, o como se han hecho escuchar aquí también, en su entrevista. Que no se resignen interiormente, eso es un milagro.

¿Tiene usted un deseo para la Navidad y el futuro?

Sí, de hecho varios deseos, pero mi deseo principal para la Navidad y el futuro es que el gozo de Dios –que es nuestra fuerza, como el Santo Padre subrayó en su carta apostólica–, que el gozo de Dios nos ayude de manera efectiva a la remodelación del mundo. Y esa es la única fuerza que bastará para que la Iglesia cumpla su misión, aunque contemos con menos impuestos eclesiásticos, o lo que sea. Y no sólo a duras penas, sino incluso también con un poco de pompa y circunstancia.

Este ha sido el cardenal Joachim Meissner, arzobispo de Colonia , aquí en la Navidad de Alemania radio. Muchas gracias por la entrevista , Sr. Cardenal.

Muy bien. Les deseo lo mejor y que celebren una feliz Navidad.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Un pequeño y pobre homenaje al padre Jorge Loring

Hoy, día de navidad, ha muerto el padre Jorge Loring, para mi uno de los mejores predicadores de nuestro tiempo. En esta época donde en la Iglesia se habla de emprender una nueva evangelización, el padre Loring es un buen ejemplo de lo que es la difusión y defensa de la fe. La cantidad de conferencias, seminarios, videos y libros, su incansable labor divulgadora le ha convertido en un verdadero nuevo apostol de las gentes.

Ha muerto a la edad de 92 años. Les dejo un video de una de sus conferencias, sobre la sabana santa, en ella tenía 90 años, para que vean que lucidez, vitalidad, elocuencia y sabiduría la de este hombre y a esa edad. Increíble. Como dice el dicho popular, "genio y figura hasta la sepultura"





Pido una oración por su alma, para que este ya en el cielo y pueda interceder por nosotros. Se lo merece sobre todo una persona que tanto se preocupo por la salvacion de las almas de los difuntos.
Descanse en paz.