miércoles, 31 de marzo de 2010

El Triduo Pascual explicado por Benedicto XVI

Hoy Miércoles Santo y como preparación para vivir lo más dignamente los días centrales de la Semana Santa, os dejo una catequesis del Papa sobre el significado estos días.

El Triduo pascual

Queridos hermanos y hermanas:

Mañana comienza el Triduo pascual, que es el fulcro de todo el Año litúrgico. Con la ayuda de los ritos sagrados del Jueves santo, del Viernes santo y de la solemne Vigilia pascual, reviviremos el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Son días que pueden volver a suscitar en nosotros un deseo más vivo de adherirnos a Cristo y de seguirlo generosamente, conscientes de que él nos ha amado hasta dar su vida por nosotros.

En efecto, los acontecimientos que nos vuelve a proponer el Triduo santo no son sino la manifestación sublime de este amor de Dios al hombre. Por consiguiente, dispongámonos a celebrar el Triduo pascual acogiendo la exhortación de san Agustín: "Ahora considera atentamente los tres días santos de la crucifixión, la sepultura y la resurrección del Señor. De estos tres misterios realizamos en la vida presente aquello de lo que es símbolo la cruz, mientras que por medio de la fe y de la esperanza realizamos aquello de lo que es símbolo la sepultura y la resurrección" (Epistola 55, 14, 24).

El Triduo pascual comienza mañana, Jueves santo, con la misa vespertina "In cena Domini", aunque por la mañana normalmente se tiene otra significativa celebración litúrgica, la misa Crismal, durante la cual todos los presbíteros de cada diócesis, congregados en torno al obispo, renuevan sus promesas sacerdotales y participan en la bendición de los óleos de los catecúmenos, de los enfermos y del Crisma; eso lo haremos mañana por la mañana también aquí, en San Pedro.

Además de la institución del sacerdocio, en este día santo se conmemora la ofrenda total que Cristo hizo de sí mismo a la humanidad en el sacramento de la Eucaristía. En la misma noche en que fue entregado, como recuerda la sagrada Escritura, nos dejó el "mandamiento nuevo" -"mandatum novum"- del amor fraterno realizando el conmovedor gesto del lavatorio de los pies, que recuerda el humilde servicio de los esclavos.

Este día singular, que evoca grandes misterios, concluye con la Adoración eucarística, en recuerdo de la agonía del Señor en el huerto de Getsemaní. Como narra el evangelio, Jesús, embargado de tristeza y angustia, pidió a sus discípulos que velaran con él permaneciendo en oración: "Quedaos aquí y velad conmigo" (Mt 26, 38), pero los discípulos se durmieron.

También hoy el Señor nos dice a nosotros: "Quedaos aquí y velad conmigo". Y también nosotros, discípulos de hoy, a menudo dormimos. Esa fue para Jesús la hora del abandono y de la soledad, a la que siguió, en el corazón de la noche, el prendimiento y el inicio del doloroso camino hacia el Calvario.

El Viernes santo, centrado en el misterio de la Pasión, es un día de ayuno y penitencia, totalmente orientado a la contemplación de Cristo en la cruz. En las iglesias se proclama el relato de la Pasión y resuenan las palabras del profeta Zacarías: "Mirarán al que traspasaron" (Jn 19, 37). Y durante el Viernes santo también nosotros queremos fijar nuestra mirada en el corazón traspasado del Redentor, en el que, como escribe san Pablo, "están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Col 2, 3), más aún, en el que "reside corporalmente toda la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9).

Por eso el Apóstol puede afirmar con decisión que no quiere saber "nada más que a Jesucristo, y este crucificado" (1 Co 2, 2). Es verdad: la cruz revela "la anchura y la longitud, la altura y la profundidad" -las dimensiones cósmicas, este es su sentido- de un amor que supera todo conocimiento -el amor va más allá de todo cuanto se conoce- y nos llena "hasta la total plenitud de Dios" (cf. Ef 3, 18-19).



En el misterio del Crucificado "se realiza ese ponerse Dios contra sí mismo, al entregarse para dar nueva vida al hombre y salvarlo: esto es amor en su forma más radical" (Deus caritas est, 12). La cruz de Cristo, escribe en el siglo V el Papa san León Magno, "es fuente de todas las bendiciones y causa de todas las gracias" (Discurso 8 sobre la pasión del Señor, 6-8: PL 54, 340-342).

En el Sábado santo la Iglesia, uniéndose espiritualmente a María, permanece en oración junto al sepulcro, donde el cuerpo del Hijo de Dios yace inerte como en una condición de descanso después de la obra creadora de la Redención, realizada con su muerte (cf. Hb 4, 1-13). Ya entrada la noche comenzará la solemne Vigilia pascual, durante la cual en cada Iglesia el canto gozoso del Gloria y del Aleluya pascual se elevará del corazón de los nuevos bautizados y de toda la comunidad cristiana, feliz porque Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte.

Queridos hermanos y hermanas, para una fructuosa celebración de la Pascua, la Iglesia pide a los fieles que se acerquen durante estos días al sacramento de la Penitencia, que es una especie de muerte y resurrección para cada uno de nosotros. En la antigua comunidad cristiana, el Jueves santo se tenía el rito de la Reconciliación de los penitentes, presidido por el obispo. Desde luego, las condiciones históricas han cambiado, pero prepararse para la Pascua con una buena confesión sigue siendo algo que conviene valorizar al máximo, porque nos ofrece la posibilidad de volver a comenzar nuestra vida y tener realmente un nuevo inicio en la alegría del Resucitado y en la comunión del perdón que él nos ha dado.

Conscientes de que somos pecadores, pero confiando en la misericordia divina, dejémonos reconciliar por Cristo para gustar más intensamente la alegría que él nos comunica con su resurrección. El perdón que nos da Cristo en el sacramento de la Penitencia es fuente de paz interior y exterior, y nos hace apóstoles de paz en un mundo donde por desgracia continúan las divisiones, los sufrimientos y los dramas de la injusticia, el odio, la violencia y la incapacidad de reconciliarse para volver a comenzar nuevamente con un perdón sincero.

Sin embargo, sabemos que el mal no tiene la última palabra, porque quien vence es Cristo crucificado y resucitado, y su triunfo se manifiesta con la fuerza del amor misericordioso. Su resurrección nos da esta certeza: a pesar de toda la oscuridad que existe en el mundo, el mal no tiene la última palabra. Sostenidos por esta certeza, podremos comprometernos con más valentía y entusiasmo para que nazca un mundo más justo.

Formulo de corazón este augurio para todos vosotros, queridos hermanos y hermanas, deseándoos que os preparéis con fe y devoción para las ya próximas fiestas pascuales. Os acompañe María santísima, que, después de haber seguido a su Hijo divino en la hora de la pasión y de la cruz, compartió el gozo de su resurrección.

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL del miércoles 12 de abril de 2006

lunes, 29 de marzo de 2010

Concurso de anécdotas sacerdotales

Con motivo de la celebración en 2010 del Año Sacerdotal, dedicado al Santo Cura de Ars, la página web catholic.net (muy recomendable en todo los aspectos religiosos) decidió organizar el concurso internacional "Anécdotas Sacerdotales", dirigido únicamente a sacerdotes. El resultado final han sido 820 anécdotas procedentes de 78 países diferentes. Pues se ha dado a conocer el resultado del concurso y el ganador ha sido un sacerdote hermano de nuestra querida Colombia: Manuel Julián Quiceno Zapata. Es un jóven de 32 años que desde hace 8 años es sacerdote y que se encuentra como párroco de la iglesia de San José, de la diócesis de Cartago.
Puede servir de ejemplo de la inmensa mayoría de sarcerdotes buenos y santos, dedicados y eficientes que tiene la Iglesia.

Pues esta es la experiencia que le ha hecho ganador de semejante concurso.

HE CONFESADO AL DIABLO


"De lo que viví antes de confesarlo, recuerdo lo siguiente…

Como párroco de un pequeño pueblo, frecuentemente, cada domingo, salía por las calles y aprovechaba para saludar a la gente, dejándoles una catequesis escrita, especialmente a aquellos que por diversas razones no acudían al templo.

En aquella parroquia dedicada a San José, muchos tenían una costumbre que cumplían sin falta cada domingo, como si fuera un deber. Esto era tomarse “unas frías” -así llamaban ellos a la cerveza-. Por tanto, era fácil saber dónde encontrar este tipo de “fieles”, y entre ellos estaba también él.

Cierto día, al terminar mi recorrido, se acerca una señora para preguntarme si había reconocido al “diablo”. Según ella, yo lo había saludado y él había recibido uno de los mensajes que yo repartía. Yo no había visto al “diablo”, o por lo menos no recuerdo haber visto a ninguna ni a ninguno que se le pareciera.

En otra ocasión necesitaba ir al pueblo vecino para ayudar a un hermano sacerdote, pero el coche de la parroquia se había averiado y por ello necesitaba a alguien que me transportara.
Vaya sorpresa cuando, al preguntar a algunas personas quién podría ayudarme con este servicio, inmediatamente un niño me dijo: «Padre, si gusta llamo al “diablo” para que se lo lleve». No se imaginan lo que pensé en aquel momento. Parecía una broma, pero luego acepté la propuesta y ese día lo vi por primera vez…

Por un buen rato guardé silencio, pues era la primera vez que hacía un viaje así. Además pensé: ¿de qué puedo hablar con el diablo? Al poco tiempo le hablé, pero parecía más una entrevista que un diálogo. Ese día, antes de terminar el viaje y sin decir nada, dejé en su coche un escapulario de la Virgen del Carmen.
En adelante lo veía por todas partes; ya lo reconocía y, aunque siempre lo invitaba a la misa, él siempre me decía: “ahora no, algún día lo haré, tengo mis razones”.

El tiempo pasó, y cierto día un niño que esperaba en la puerta del templo me dijo que alguien me necesitaba urgentemente y que no quería irse sin antes hablar conmigo. El niño me explicó que se trataba de un enfermo grave. Entonces, rápidamente busqué todo lo necesario para la visita.

Cuán asombrado quedé cuando, al llegar a aquel lugar, descubrí que el enfermo grave que hacía varios días esperaba al sacerdote era Ramón, aquel a quien llamaban “el diablo”; un hombre del campo que había vivido situaciones humanas muy difíciles. No recordaba cuándo ni por qué le habían empezado a decir así, pero él se había acostumbrado. Ahora, postrado en una cama, padecía de un cáncer terrible y se acercaba a su final.

Recuerdo muy bien lo que él me dijo aquel día: «Padre, ¿me recuerda? Soy aquel que llaman “el diablo”, ¡pero mi alma no se la dejo a él; le pertenece a Dios! Por favor, ¿me puede confesar?»

Fue un momento muy especial, pero aún más cuando vi lo que apretaba en sus manos mientras lo confesaba: un escapulario; precisamente aquel que yo le había dejado en su coche. Ahora él lo portaba en su viaje a la eternidad. Luego, en aquella casa también pude ver una hoja sobre la confesión, una de aquellas que yo mismo le había dado un domingo al mediodía.

Qué grande y misterioso es Dios. Obra en silencio y con sencillez, pero además nos permite compartir con todos el don que nos ha dado.
Y ese día todo el pueblo lo comentaba (y también yo lo pensaba): ¡he confesado al diablo!
".



Al leerla me ha venido a la cabeza las palabras de San Pablo a la Iglesia en Corinto: "el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia" (2 Cor 9: 6) Y es que este sacerdote siembra con abundancia el mensaje de Dios. Realmente el que a este hombre le llamasen diablo es más o menos anecdótico, pero este relato tiene un mensaje cierto: la Palabra de Dios tiene la fuerza transformadora de Aquel de quien proviene y que ni siquiera podemos imaginar, el problema lo ponemos nosotros para recibirla, para dejar que nos transforme. Pero aún así, esa Palabra de Dios, ese mensaje si se hace llegar a los hombres, a muchos o a pocos, antes o después, según Dios lo dispone, dará sus frutos. A "Diablo" le pusieron esas Palabras en el corazón, tan sólo tuvo que llegar el momento adecuado para que pudiesen germinar y brotar. Lo malo es si no hay "sembradores" de la Palabra.

" Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo
y no vuelven a allá sin haber empapado la tierra,
sin haberla fecundado y hecho germinar,
...,
así sucede con la palabra que sale de mi boca:
ella no vuelve a mí sin resultado,
sino que realiza todo lo que yo quiero
y cumple la misión que yo le encomendé."
(Is 55: 10-11)

Hoja Parroquial del 28.03.2010


Pues quiso la casualidad que mientras escribía el post anterior con las lecturas de este domingo, resultase que llegó la hoja parroquial de la misión a mi correo electrónico. Como las lecturas ya están recogidas paso sólo a colocar los comentarios.


HOJA PARROQUIAL DOMINGO DE RAMOS - CICLO C – 28/03/2010 - Nr.142

¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR!
Con la celebración del Domingo de Ramos comenzamos las festividades de la Semana Santa que para la Iglesia significan las fiestas Mayores de nuestra fe. Este día es la introducción, Jesús llega a Jerusalén para la celebración de las fiestas de la Pascua Judía y realiza una entrada triunfal pero distinta a todos los protocolos actuales, entra en un burrito prestado y mientras va caminando la gente lo aclama y tapizan las calles con ramos y con sus túnicas a lo que los escribas y fariseos reclaman a Jesús pidiendo que los calme y los calle, pero como ya ha llegado su hora, Jesús responde, que eso no puede ser. Su misión esta por llegar al culmen y nadie lo puede parar. Más tarde escucharemos en el Evangelio de la pasión a los mismos Judíos pedir a gritos a Pilato que crucifique al mismo Jesús que proclamaban como Mesías y Señor apenas unos días antes, qué ha pasado? Su fe no era muy fuerte. 2010 años después necesitamos pensar si la muerte de Jesús ha servido de algo en nuestra vida y si nuestra fe es más fuerte que la de aquellos hombres y mujeres o si acaso también nosotros somos de los que un día aclamamos a Jesús como nuestro Dios y Señor y al día siguiente lo estamos condenando con nuestro comportamiento y nuestras palabras porque nos dejamos llevar por lo que otros nos dicen que pensemos o digamos porque no estamos convencidos de nuestra propia fe. Tenemos una fe débil, de tradiciones y conocimientos que han sido inútiles, no una fe de convencimiento y basado en el amor a Dios y a la Iglesia. Que nuestra participación en las distintas celebraciones de esta semana santa sirvan para afirmar nuestra fe y fortalecer en nuestro corazón el deseo estar más cercanos a Dios y participando en nuestra misa dominical, recibiendo la comunión y la confesión frecuente manifestar nuestro gusto por formar parte de la gran familia de Dios que es la Iglesia.

P. Oscar Echeveste


Consolad, consolad a mi pueblo…”(Is. 40,1)

Es lo que primero brota de nuestro corazón…”consolad, consolad…” necesidad de estar, consolar, apoyar, escuchar y solidarizar profundamente a este querido pueblo chileno que hoy sufre, llora profundamente por la pérdida de vidas humanas y por los que todavía no aparecen; pero a la vez CONFIA, su fe se fortalece, su confianza, los valores más profundos de su gente se manifiestan.

Después ya de 15 días, ¿qué comunicarles? ¿cómo estamos?

Todavía no alcanzamos a dimensionar en su totalidad las tremendas consecuencias de esta tragedia. Cada día que pasa se ve, se siente, palpa y experimenta la dureza de este terremoto y tsunami que afecto al 78% de la población de Chile, en diferentes grados pero esa es la realidad. Es gravísimo el que muchísimas industrias quedaran fuera de servicio, totalmente destruidas unas, y con graves daños otras; por consiguiente muchísima gente sin trabajo, familias enteras dependiendo exclusivamente de la ayuda, la industria forestal y pesquera, entre otras, afectadas gravemente, esto se agrava con la amenaza de las lluvias de invierno que ya está encima…esto es terrible para la gente: niños, adultos, ancianos… que está amontonada en carpas, o bajo plásticos, sin agua, ni luz, sin nada.

Queremos vivir todo esto desde la fe, la confianza, la esperanza y el compromiso con el pueblo que sufre, nos sentimos muy fortalecidas por todos los mensajes que cada día nos llegan de solidaridad, oración, cercanía, fuerza y ánimo, muy unidas a toda la familia Amor de Dios, agradecemos todo lo que están haciendo por chile, muchas personas, mucha gente anónima que se dejan tocar por el dolor de los que más lo necesitan.

Creemos que Chile nuevamente se pondrá de pie. Y que entre todos lo lograremos. Que estas situaciones nos ayuden a valorar lo esencial en la vida que a veces olvidamos o no vivimos en plenitud, que nos ayude como pueblo sin fronteras, a crecer en los auténticos valores especialmente en la fraternidad.

Gracias al Dios de la Vida que nos mantiene en pie para ayudar, para amar y servir a los que más sufren y necesitan,

H. María Isabel Núñez

Hna del Amor de Dios *

sábado, 27 de marzo de 2010

Lecturas para la Semana Santa

He creido interesante el colgar por los menos las referencias a las lecturas para el resto de la semana (Semana Santa). Os propongo que cada día le dediquemos, en casa y con nuestra biblia, unos minutos a leer las lecturas que la Iglesia establece para ese día y reflexionar sobre lo que Dios nos quiere decir. Abramos nuestra corazón al proyecto de redención que Dios tiene preparado para nosotros y que se cumplió en los sucesos que celebramos esta Semana Santa.

29/03/2010, Lunes Santo

PRIMERA LECTURA
Isaías 42, 1-7. No gritará, no voceará por las calles

Salmo responsorial
Sal 26, 1. 2. 3. 13-14. R. El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado

EVANGELIO
Juan 12,1-11. Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura

30/03/2010, Martes Santo


PRIMERA LECTURA
Isaías 49, 1-6. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra

Salmo responsorial
Sal 70. 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17. R. Mi boca contará tu salvación, Señor

EVANGELIO
Juan 13, 21-33. 36-38. Uno de vosotros me va a entregar. No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces

31/03/2010, Miércoles Santo

PRIMERA LECTURA
Isaías 50,4-9a. No me tapé el rostro ante ultrajes

Salmo responsorial
Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34. R. Señor, que me escuche tu gran bondad el día de tu favor

EVANGELIO
Mateo 26, 14-25. El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregarlo!

01/04/2010, Jueves Santo

PRIMERA LECTURA
Éxodo 12,1-8.11-14. Prescripciones sobre la cena pascual

Salmo responsorial
Sal 115. R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo

SEGUNDA LECTURA
I corintios 11, 23-26. Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

EVANGELIO
Juan 13, 1-15. Los amó hasta el extremo

02/04/2010, Viernes Santo

PRIMERA LECTURA
Isaías 52, 13-53, 12. Él fue traspasado por nuestras rebeliones

Salmo responsorial
Sal 30. R. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

SEGUNDA LECTURA
Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9. Aprendió a obedecer / y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación

EVANGELIO
Juan 18, 1-19-42. Prendieron a Jesús y lo ataron

03/04/2010, Sábado Santo- Vigilia Pascual

PRIMERA LECTURA
Génesis 1,1-2,2. Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno

Salmo responsorial
Sal 103. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

SEGUNDA LECTURA
Génesis 22, 1-18. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe

Salmo responsorial
Sal 15. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

TERCERA LECTURA
Éxodo 14, 15-15, 1. Los israelitas en medio del mar a pie enjuto

Interleccional
Éxodo 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18. Cantaré al Señor, sublime es su victoria

CUARTA LECTURA
Isaías 54, 5-14. Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor

Salmo responsorial
Sal 29. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

QUINTA LECTURA
Isaías 55, 1-11. Venid a mí, y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua

Interleccional
Isaías 12, 2-3. 4. 5-6. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación

SEXTA LECTURA
Baruc 3, 9-15. 32-4, 4. Caminad a la claridad del resplandor del Señor

Salmo responsorial
Sal 18, 8. 9. 10, 11. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

SÉPTIMA LECTURA
Ezequiel 36, 16-28. Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo

Salmo responsorial
Sal 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío

EPÍSTOLA
Romanos 6, 3-11. Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más

Salmo responsorial
Sal 117. Aleluya, aleluya, aleluya

EVANGELIO
Lucas 24, 1-12. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

04/04/2010, Domingo de Pascua

PRIMERA LECTURA
Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43. Hemos comido y bebido con él después de su resurrección

Salmo responsorial
Sal 117. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo

SEGUNDA LECTURA
Colosenses 3, 1-4. Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

EVANGELIO
Juan 20, 1-9. Él había de resucitar de entre los muertos

Lecturas del Domingo de Ramos

Esta semana no he recibido la hoja parroquial, así que he decidido buscar y colgaros las lecturas para mañana. El evangelio, al ser Domingo de Ramos y comienzo de la Semana Santa, relata toda la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, por lo que es muy conveniente leerlo y meditarlo para prepararnos en los misterios del sacrificio de Jesús.

28/03/2010, Domingo de Ramos.

PRIMERA LECTURA
No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado
.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial
Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» R.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel. R.

SEGUNDA LECTURA
Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

EVANGELIO
He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer
Lectura del santo evangelio según san Lucas 22,14-23,56

C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:

+ - «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»

C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:

+ - «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»

C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:

+ - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»

C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:

+ - «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.» ¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre! «Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.

C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:

+ - «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»

C. Y añadió:

+ - «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»

C. Él le contesto:

S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»

C. Jesús le replicó:

+ - «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»

C. Y dijo a todos:

+ - «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»

C. Contestaron:

S. - «Nada.»

C. Él añadió:

+ - «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Fue contado con los malhechores." Lo que se refiere a mí toca a su fin.»

C. Ellos dijeron:

S. - «Señor, aquí hay dos espadas.»

C. Él les contesto:

+ - «Basta.»

C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:

+ - «Orad, para no caer en la tentación.»

C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

+ - «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

C - Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:

+ - «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»

C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús. Jesús le dijo:

+ - «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»

C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:

S. - «Señor, ¿herimos con la espada?»

C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino, diciendo:

+ - «Dejadlo, basta.»

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:

+ - «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»

C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos. Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:

S. - «También éste estaba con él.»

C. Pero él lo negó, diciendo:

S. - «No lo conozco, mujer.»

C. Poco después lo vio otro y le dijo:

S. - «Tú también eres uno de ellos.»

C. Pedro replicó:

S. - «Hombre, no lo soy.»

C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:

S. - «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»

C. Pedro contestó:

S. - «Hombre, no sé de qué me hablas.»

C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes. Y, tapándole la cara, le preguntaban:

S. - «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»

C. Y proferían contra él otros muchos insultos.

C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:

S. - «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»

C. Él les contesto:

+ - «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder. Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»

C. Dijeron todos:

S. - «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»

C. Él les contestó:

+ - «Vosotros lo decís, yo lo soy.»

C. Ellos dijeron:

S. - «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»

C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.

C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:

S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Él le contestó:

+ - «Tú lo dices.»

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:

S. - «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»

C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:

S. - «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.

C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:

S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»

C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio. Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Él les dijo por tercera vez:

S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

+ - «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado." Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?»

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:

+ - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

C. El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas, diciendo:

S - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. - «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»

C. Pero el otro le increpaba:

S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»

C Y decía:

S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

C. Jesús le respondió:

+ - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:

+ - «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»

C. Y, dicho esto, expiró.

Todos nos arrodillamos, y se hace una pausa

C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:

S. - «Realmente, este hombre era justo.»

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.

C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.

Palabra del Señor.

miércoles, 24 de marzo de 2010

El escándalo de la pederastia en la Iglesia Católica

Durante estas semanas la Iglesia Católica ha estado tristemente en los primeros planos de actualidad debido a la salida a la luz pública de numerosos casos de pederastia, llevados a cabo por sacerdotes y religiosos católicos. En poco tiempo se han sucedido los escándalos de abusos a menores en las Iglesias de Irlanda y Alemania (sobre todo)

Son crímenes que nos repugnan y de los que el propio Jesús nos advierte severamente: “El que recibiere en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. Pero al que escandalizare a uno de estos pequeñuelos que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino de asno y lo hundieran en el fondo del mar” (Mt 18: 5-6). Jesús como siempre se dirige al mundo de nuestro tiempo, y al hombre de siempre.

Miles de familias ponen a sus hijos en la confianza de la Iglesia Católica para su educación, conscientes de que la Iglesia es la mejor institución para inculcar unos valores y una educación verdaderamente humanos y transcendentes. Así los presbíteros que han abusado de los niños además de poder haber destrozado la vida de los más amados por Jesús (“porqué de los que son como ellos es el reino de los cielos” Mt 19: 14); Han traicionado a los padres que pusieron su confianza en ellos; Han traicionado a la Iglesia que los confió como pastores para cuidar de su rebaño, y resultaron ser lobos; Y han traicionado al propio Jesús, ya que el sacerdote tiene el honor y la responsabilidad de representar y acoger en él al mismo Jesucristo (CIC 1548. “En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, Sumo Sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa in persona Christi Capitis”)
No menos responsables que los ejecutores de estos crímenes son los que los han ocultado, permitiendo que éstos se prolongaran en número y en el tiempo. Los superiores de estos sacerdotes que, para evitar el escándalo y ver dañada la imagen, permitieron que los pederastas continuaran con sus ocupaciones, además de no haberlos denunciados a la justicia como es el deber de todo ciudadano. Y en el caso de producirse denuncias intentando minimizar los daños causados e intentando acallar las quejas de niños, jóvenes y padres.

A pocos días del comienzo de la Semana Santa, viene bien recordar que Jesús se sacrificó, sufrió y murió por nuestros pecados, y que dolorosos debieron ser sus sufrimientos a causa de nuestros crímenes, siendo miembros de su Iglesia.

También quiero destacar que las denuncias de abusos a menores han dado los argumentos necesarios a los enemigos de la Iglesia para crear una campaña a gran escala para calumniarla y desprestigiarla, llegando incluso a querer relacionar al hermano del Papa y al mísmisimo Benedicto en caso de protección de pedófilos. Los medios de comunicación nos vienen bombardeándonos desde varias semanas con un tema tan sensible y que causa gran impacto. Y esto por qué. Para mí hay dos motivos principales: por un lado el sensacionalismo. Nos gusta las noticias impactantes, y éstas por su gravedad lo son, pero además son impactantes porqué se ceban en un colectivo que tiene una imagen buena, una transcendencia en lo moral y social (siempre atraen más los escándalos de ricos, famosos, reyes, políticos,... que los del ciudadano que nos cruzamos por la calle, simplemente porque tienen una imagen superior a nosotros y nos gusta verles caer y acercarse a nuestra condición). Por otro lado está el interés del “mundo” de quitar de enmedio a la Iglesia, por lo menos de quitarle influencia e importancia en la vida de las personas. Para ello se valen de sus medios de comunicación y crean la imagen de la Iglesia como bestia negra que se dedica a violar a niños, con el objetivo (así yo lo creo) de crear desconfianza, miedo, rechazo, odio,... de la gente hacia la Iglesia Católica. Rápidamente los delitos de unos son aplicados a todos como institución (si la causa fuese el celibato, todos los sacerdotes serían suceptibles de cometer los mismos crímenes). Pero los números dicen lo contrario. Los delitos de pederastia cometidos por personas religiosas (católicas) son inferiores a los cometidos por otros colectivos sociales, incluso por otras confesiones religiosas. Un dato lo pone el periodista Luigi Accattoli: desde 1995 se ha denunciado en Alemania 210.000 casos de abusos sexuales de algún tipo. De ellos, 94 afectan a personas o instituciones de la Iglesia Católica. (el Liberal - 9 de marzo) Eso supone el 0,044 por ciento.

¿Por qué esta persecución a la Iglesia desde los poderes fácticos de nuestro “mundo”? Personalmente creo que es porque es el espejo donde se refleja la sociedad, quiero decir que la Iglesia pone delante de nosotros con sus mensajes la forma de actuar de esta sociedad contra el hombre y contra Dios. En muchos países tan sólo la Iglesia tiene la voz suficiente para que se oiga sobre el horror del genodicio silencioso del aborto, o afrontar contra ideologías tan nocivas como el relativismo, el hedonismo, el consumismo o el nihilismo, que se imponen cada día más entre nosotros. Nuestra sociedad es capaz de escandalizarse con los temas de los abusos sexuales a menores, pero acepta con total naturalidad que se maten a millones de niños en el seno de sus madres, o llevar ropa producida por niños en condiciones de esclavitud. (Con ello no quiero quitar un ápice de gravedad a los abusos sexuales a niños y adolescentes)
Evocando la figura evangélica de la adúltera que se nos presentaba el domingo pasado. La Iglesia ha sido presentada ante los hombres como culpable al habersela pillada en adulterio. Pero los que quieren lapidarla son culpables de los mismos delitos o si no mayores.

Hace unos días hablando con el padre Gil sobre este tema, nos comentaba el bajonazo físico que había sufrido el Papa durante estos acontecimientos, que seguramente debido a su edad ya no se pueda recuperar. Yo no lo he visto, pero no me extrañaría nada. La responsabilidad que hay sobre él es inmensa. Es el vicario de Cristo, es sucesor de Pedro y por lo tanto el encargado por Jesús de “apacentar sus ovejas” (Jn 21: 17). Él es consciente de la gravedad de lo sucedido y del daño que se hace a la Iglesia Católica, también de que gran parte del éxito o del fracaso de su misión pontificia dependerá de cómo solucione está situación. Pero creo que si Dios le ha puesto esta prueba, el que estallasen los casos de pedofilía durante su pontificado, es porque es el único que tiene por su autoridad, experiencia, valor y concidiones, la capacidad de operar y regenerar las partes dañadas de cuerpo místico de Cristo. Nos ha dado muestras de ello, como en el caso del poderoso Marcial Maciel (fundador de los Legionarios de Cristo y Regnum Christi) donde le retiro del ministerio público para que viviese el resto de su vida en oración y penitencia. O durante los últimos años de pontificados de Juan Pablo II, en lo que tuvo que afrontar los casos de abusos en Estados Unidos.
Para ello ya ha empezado a dar pasos como la carta dirigida a los católicos de Irlanda, que se puede extrapolar a toda la Iglesia y que afronta el tema de la pederastia directamente, es una buena muestra del análisis, la actitud y las acciones que son preciso tomar. Lo mejor es leerla y que cada uno la interprete, pero aquí extraigo algunos fragmentos que considero significativos.


Reconocimiento de la culpabilidad. “ debo también expresar mi convicción de que para recuperarse de esta dolorosa herida, la Iglesia en Irlanda, debe reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás, los graves pecados cometidos contra niños indefensos. Ese reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado a las víctimas y sus familias, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro los niños estén protegidos de semejantes delitos

Contundencia ante los responsables. “Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes

Contundencia ante los superiores: “teniendo en cuenta la gravedad de estos delitos y la respuesta a menudo inadecuada que han recibido por parte de las autoridades eclesiásticas de vuestro país“. “No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones… Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia

Pero también transmite el mensaje misericordioso de Dios. Jesús no quiere nuestra condena si no nuestra salvación, esa es su misión. “El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y a la gracia de la verdadera enmienda“. “El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar incluso el más grave de los pecados y extraer el bien incluso del más terrible de los males. Al mismo tiempo, la justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios”.

Es consciente de que es un problema antiguo y que no se solucionará facilmente. “Que nadie se imagine que esta dolorosa situación se resuelva pronto. Se han dado pasos positivos pero todavía queda mucho por hacer

Son sólo algunos párrafos pero merece la pena leer toda la carta, el lenguaje es muy claro y se nota que el Papa le ha puesto todo su amor y empeño. Aquí os dejo algunos enlaces que puedan ser de interés sobre este tema:

Carta pastoral del Santo Padre Benedicto XVI a los católicos de Irlanda
Entrevista al Promotor de la Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe
Abusos sexuales: máxima claridad y titulares engañosos
Alemania: abusos de menores en la Iglesia y fuera


Esperemos que todo este sufrimiento en la Iglesia nos sirva de purificación para que sea más santa y digna de Dios.

Que mejor que terminar con la oración que durante la Semana Santa de 2005 pronuncio el cardenal Ratzinger (a pocos días de convertirse en Benedicto XVI) durante la celebración del Via Crucis (Novena estación: “Jesús cae por tercera vez”)

ORACIÓN

Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo. Nos abruman su atuendo y su rostro tan sucios. Pero los empañamos nosotros mismos. Nosotros quienes te traicionamos, no obstante los gestos ampulosos y las palabras altisonantes. Ten piedad de tu Iglesia: también en ella Adán, el hombre, cae una y otra vez. Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que Tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos.