Cadenas invisibles
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (35,1-6a.10):
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,2-11):
"Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; pues cuantos en Cristo fuisteis bautizados os habéis revestido de Cristo. No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús." Gál 3, 26-28
Primera lectura
2. Luego, los franceses nos copiaron el invento. El Concilio de Macon, en el año 581, aplicó las normas litúrgicas de Cuaresma al periodo entre el 11 de noviembre y Navidad (unos cuarenta días, como la Cuaresma). San Cesareo de Arles, medio siglo antes, había pronunciado las primeras homilías de Adviento que se han conservado.
3. Los alemanes, lo único que han inventado es la corona de adviento: Una corona con cuatro velas, que se van encendiendo, una a una, los cuatro domingos de Adviento. Bueno, y las chocolatinas del calendario de Adviento, que tampoco están mal.
4. El tercer domingo de Adviento, el sacerdote se viste de rosa. No, no es un signo del fin de los tiempos ni una apostasía clerical ante el lobby GLTBXYZ. De hecho, quizá sería más apropiado decir color salmón. O naranja-rosáceo.
La razón es que ese domingo es el domingo Gaudete (en latín, “alegraos”). Sin ser aún un domingo navideño, ya está avisando de que está cercana la Navidad, para que los cristianos nos alegremos. Si el sacerdote no utiliza la casulla anaranjada para el domingo Gaudete, quizá sea porque la parroquia no tiene casulla de ese color. Podría ser una buena idea regalar una a la parroquia. Si se pone en la iglesia una corona de adviento, la vela correspondiente a este domingo suele ser rosada también.
5. En la fiesta de la Inmaculada, que siempre cae en Adviento, se usa casulla azul. Y eso también es invento español. El azul no es un color propiamente litúrgico y sólo puede usarse en esa fiesta y en los países del antiguo Imperio Español (Hispanoamérica, Filipinas, partes de Estados Unidos, etc.), como reconocimiento por parte de la Santa Sede del hecho de que España defendió siempre esta doctrina, aun antes de que fuera proclamada como dogma.
6. El verdadero tiempo dedicado a la Virgen en la Iglesia es el Adviento y no el mes de mayo. La devoción del mes de mayo es algo estupendo, por supuesto, pero litúrgicamente el Adviento es el tiempo de la Virgen, porque es el tiempo de la espera del Mesías, junto con Nuestra Señora, que le esperaba con la fe y también físicamente, al estar embarazada. La advocación propia de este tiempo es la “Virgen de la O”, que hace referencia a una serie de antífonas de la liturgia de Adviento, que empiezan por O (Oh Enmanuel…., Oh Llave de David…, etc.).
7. Un santo para encomendarse a él durante el Adviento: San Juan Bautista. Su misión fue, precisamente, preparar el camino al Señor y anunciar su venida. Es el santo por excelencia del Adviento. Lecturas para el Adviento: los profetas, sobre todo Isaías.
8. Aunque parezca mentira, el Adviento no es Navidad. Sí, ya sé que, en nuestras ciudades, las luces de Navidad están puestas desde mediados de noviembre, los villancicos suenan en todas las tiendas y las películas de la televisión tratan sobre “salvar la Navidad”. Pero eso se debe a que el mundo, en realidad, no va a celebrar nada en Navidad, así que no necesita prepararse para ello. En cambio, nosotros tenemos que prepararnos para celebrar un hecho que cambió el mundo y nuestras propias vidas: la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios. La Navidad es una pascua, un paso del Señor, y tenemos que preparar el corazón para que no pase de largo por nuestra vida. Por eso, la invitación fundamental del Adviento es a estar en vela, a orar, a despertar del sueño de la muerte y avivar el deseo de recibir a Cristo.
Para los que somos muy torpes, la Iglesia nos lo enseña gráficamente, con la liturgia. Durante todo el Adviento, las vestiduras litúrgicas son moradas y se omite el Gloria en la Misa del domingo, de modo que habría que ser ciego y sordo para no darse cuenta (o no ir a Misa, que es algo más habitual, por desgracia).
9. El Adviento tiene dos partes, porque es una preparación para dos venidas. Sí, dos venidas. La primera parte del Adviento, hasta el día 16 de diciembre, prepara para la Segunda Venida de Cristo, para la Parusía del fin de los tiempos. Y las lecturas en la Misa, si se fijan, se centran en el fin del mundo. En la segunda parte del Adviento, entre el 17 y el 24 de diciembre (los días que “inventó” el Concilio de Zaragoza), las lecturas y la liturgia se refieren ya explícitamente a la preparación de la Navidad.
10. La última palabra, se la dejamos a Dios: “Ahora es tiempo de gracia, ahora es tiempo de salvación“. Así que ya lo saben. A convertirse. O, mejor aún, a dejarse convertir por Dios.
P.D.: para mañana feliz día de San Nicolas para todos. Que este gran santo interceda por nosotros.
“Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”
La primera lectura, de Isaías, es uno de los preciosos textos de Isaías, y de los profetas bíblicos en general, que nos «describen» la utopía bíblica. Por definición, la u-topía «no tiene lugar», no se la puede encontrar, todavía no se ha concretado en ningún sitio, no existe y en ese sentido tampoco se puede describir cómo es. Pero si hablamos de la utopía -y si incluso soñamos con ella- es porque sí tiene alguna forma de existencia. No existe concretamente «todavía». Como decía Ernst Bloch, no sólo existe lo que es, sino lo que no-es-todavía (el “noch nicht Sein”). No es, pero puede ser, quiere ser, y como podemos comprobar de tantas maneras, lucha por llegar a ser.
El pensamiento utópico, es un componente esencial del judeocristianismo. No lo es de otras religiones, incluidas las grandes religiones. No hay sólo un tipo de religiosidad. Podemos encontrar varias corrientes en las religiones (neolíticas, de los últimos cinco mil años). Unas experimentan lo sagrado sobre todo en la conciencia (el pensamiento silencioso, la experiencia de la iluminación, de la no dualidad), otras lo experimentan en la naturaleza, en la experiencia cósmica. Las religiones abrahámicas, (cristianismo, judaísmo, islamismo) por su parte, experimentan lo sagrado en la historia, a través de la llamada de una Utopía de Amor-Justicia.
P. Oscar Gil,c.s.
Lectura del libro de Isaías 11: 1-10
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
EVANGELIO
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: -«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: -« ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abraham es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
CUENTO DE NAVIDAD
¡Algunos dicen que han visto a Dios andando por las calles... ¡Sí..., ayer..., a Jesús..., a Dios! Yo, al principio, pensé que era una broma..., pero no..., dicen que le han visto..., y tenía unos ojos grandes..., inmensos como el cielo..., que parecían buscar..., que buscaban inquietos "no se qué"...Dicen que le han visto buscar entre la gente que entraba y salía de los grandes almacenes o a las puertas de los cines y en los kioscos de periódicos o en los puestos de la Plaza Mayor...Y no decía nada..., sólo miraba...Algunos cuentan que a la puerta de la Iglesia miraba fijamente a los ojos de todos los que entraban... Otros dicen que, ya tarde, le vieron cansado, sentado en un banco del parque... Y hacía frío... Había sol, pero hacía frío...Mucha gente pasaba..., pero algunos se paraban un momento y, sin mirar mucho..., como con vergüenza..., le dejaban unas monedas a sus pies... Y lo curioso es que El no las quería... El no pedía nada... Y la gente se quedaba perpleja e insistía y se iban murmurando entre ellos...Dicen que "te miraba de una manera difícil de olvidar"..., "como nadie"..., "una mirada que se te colaba por los ojos y te llegaba hasta el corazón"...Y..., poco a poco..., fue llegando más gente..., y le traían más cosas... Un abrigo en buen uso..., unos guantes casi nuevos... "¿Quieres alguna cosa?"..., decían..., "¿un poquito de turrón? ¿Te gusta el turrón?" Y El les miraba con sus ojos inmensos como el cielo..."¡Niño..., vete a ver la tele! ¡Habría que hacer lumbre! ¿A alguno de ustedes no les sobra algún colchón? ¡No va a dormir en el suelo el pobrecito, con el frío que hace!... ¡Mujer, llévate a los niños de aquí!... Pero..., ¿qué es lo que quieres? ¡Dinos algo!... ¿Necesitas dinero? ¡¡Deberíamos llevarle a la Parroquia que es su sitio!! ¿Quieres que te llevemos a la Iglesia?" Algunos dicen que le vieron llorar..., o quizá le lloraban los ojos por el frío... Yo, al principio, pensé que era una broma..., pero no..., dicen que han visto llorar a Dios por nuestras calles...Y la gente se fue muy preocupada..., cada uno a su casa... Y, poco a poco..., se fueron apagando las luces de nuestra gran ciudad...
Dicen que, por la noche, Jesús seguía buscando...
Y que sigue buscando cada día...
Joseph O.S.A.
Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Juan Pablo II.
Tradiciones y origen de la corona de adviento
Los mosaicos del siglo XII de la portada de la Basílica de Santa María in Trastevere de Roma, resumen plásticamente y anticipan, como si se tratase de una profecía, la tradición de la Corona del Adviento, que surgirá en las comunidades cristianas europeas en el norte de Europa en la primera mitad de siglo XIX. El mosaico, en su primera composición de Pietro Cavallini, en el siglo XII, mostraba en un trono a la Virgen con el niño Jesús, rodeada de cuatro muchachas; dos portan lámparas de aceite con la luz encendida, y otras dos, con velo, las llevan con la luz apagada. La escena inicial fue modificada en el proyecto de Carlo Fontana de 1702, que añadió seis vírgenes más, todas ellas con la luz encendida.
Sin pretensión autenticidad, interpretamos espiritualmente, los significados de dicha escena. La parábola de las vírgenes prudentes y necias, vislumbrada en el mosaico, es una llamada a esperar vigilante y diligentemente al Señor, que es presentado por la Virgen, como luz nacida de la alto y se ha revestida de la condición humana. La luz hace referencia, en la tradición vetereotestamentaria a la acogida de la revelación divina (Sal 35, 10: «tu luz nos hace ver la luz»), la imagen opuesta representa la obstrucción y el rechazo de la revelación divina. ¿Cómo está nuestra lámpara ante la venida del nuestro Esposo y Señor? Llena del aceite, o más bien apagada y el velo de la tiniebla cierra nuestros ojos. La expectación diligente y vigilante de Cristo es uno de los temas principales del Adviento. Las vírgenes ya no esperan solo al nacimiento de Cristo, pues este ya ha acontecido, sino que reconociendo su presencia en la historia por la encarnación (Epifanía), se abren a la manifestación gloriosa del Kyrios (Parusía). El óleo hace referencia a nuestra relación con Cristo, el Ungido. La Basílica romana esta erigida, según la leyenda, en la taberna meritoria, lugar destinado al descanso de los soldados veteranos.
En el año 38 a C, en el pavimento de esta taberna, donde ahora se halla el ábside de la iglesia, brotó, durante todo un día, aceite de la tierra (fons olei). Tal prodigio, fue interpretado por los judíos de Roma como un anuncio del nacimiento del Mesías. Los cristianos romanos provenientes del judaísmo, lo refirieron al nacimiento de Cristo. El aceite, de esta leyenda. que se quema en la lámpara (o bien, la cera), para transformarse en luz, son una metáfora del cristiano que espera, con la fe de la luz de la Noche de Pascua, la consumación de la historia y del cosmos, la venida de Jesucristo.
Tradiciones y costumbres diversas convergen en esta costumbre familiar de encender velas en una corona de abeto cuatro semanas antes de la fiesta de la navidad,
Simbología desde la historia de las religiones
Para la antigüedad las lámparas de aceite o las velas confeccionadas con la cera de la abeja, no eran simple linternas modernas, sino objetos con un significado religioso. La luz, que porta la lámpara, se identificaba con los conceptos del bien y del mal, el orden y el caos, la búsqueda del conocimiento, la iniciación, la verdad, la vida y la muerte[1].
El hecho de encender lámparas y luminarias con una finalidad cultual y apotropaica, está atestiguado en la historia de las religiones. La luz proveniente de la lámpara ahuyenta los poderes maléficos e inquietantes de la tiniebla. La lámpara es signo de la presencia real de Dios. Así el Corán declara: «Dios es la luz de los cielos y de la tierra. Su luz es como una hornacina en la que hay un pábilo encendido» (Sura 24, 35).
En ocasiones las lámparas, como símbolo de la vida, eran colocadas en las columnas de las necrópolis funerarias y en las tumbas de los difuntos. En la tumba de Tutankhamón, descubierta en 1922 por el inglés Howard Carter, se hallaron lámparas de aceite. La piedad popular cristiana pone la candela, bendecida en el día de la Presentación, entre las manos del fiel, en su lecho de muerte, para que ilumine los últimos pasos de su camino hacia la eternidad.
El hecho de encender las luces tanto de la casa como del templo tenía un valor religioso cultual. La mujer hebrea enciende ritualmente las luces de la fiesta del Sabbath. Entre los griegos y los romanos cuando el portador de la luz entraba pronunciaba una bendición o un buen deseo tal como «¡buena sea la luz!». A lo que se respondía: «¡Bienvenida sea la luz!». Todavía en el oficio hispanomozárabe se saluda diciendo: «En el nombre de nuestro Señor Jesucristo luz con paz»
Los templos estaban iluminados por la luz de muchas lámparas Así en los templos egipcios se encendían luminarias en la noche de fin de año. En los templos grecoromanos las doncellas «vestales» cuidaban celosamente de que nunca se apagara el fuego de las «lámparas virginales». Por lo tanto, encender la luz de la lámpara para disipar la tiniebla y alentar la fe es una constante en la historia de las religiones.
La lámpara manifestaba la luz divina, y a la vez, ilumina los ojos y las conciencias de los fieles. Para facilitar su función iluminadora la vela se colocaba sobre soportes y pedestales, de donde surgieron los candelabros y las coronas dedicadas a la iluminación. La corona iluminatoria era un respaldo decorado de hojas de helecho, u otras hojas, perlas pequeñas y rayos metálicos. En este tipo de luminarias el simbolismo de la luz se une al simbolismo religioso de la corona. La forma circular de la corona hace referencia al simbolismo del cielo y, por lo tanto de la eternidad.
La corona de adviento enlaza con estas tradiciones, como lucernario anual, en el solsticio de invierno del hemisferio norte.
Influencia Judía: la fiesta de la Hanukkah
La simbología de los elementos naturales recogida en la historia religiones, no es elemento principal para explicar los signos de la revelación judeocristiana. En la fe revelada el punto central se desplaza de la naturaleza a la historia. La corona de adviento no está sujeta solamente a la simbología del solsticio de invierno sino a la revelación divina, tal y como la encontramos en la fiesta rabínica de la Hanukkah. La fiesta de la Hannukkah, también conocida como festival de las luces, comprende 8 días desde el 25 de Kislev hasta el 3 de Tevet[2] y conmemora la victoria de Judas Macabeo contra los Griegos y la purificación y dedicación del templo[3] el 25 de Kislev del año 164 a. C. El Talmud describe en la Guemara, en el tratado Shabat (21b)[4] que los Macabeos, al entrar en el Templo profanado, no encontraron aceite puro para encender la Menorah. Tan solo había una alcuza aún sellada por el Sumo Sacerdote, con aceite para iluminar un día, pero que, milagrosamente, iluminó durante ocho días, tiempo necesario para consagrar el nuevo aceite. En un ambiente festivo, semejante a la Navidad cristiana, las familias judías piadosas encienden gradualmente durante ocho días, —una luz cada día— de la Menorah, conmemorando la victoria de Dios sobre oscuridad de la injusticia y la impiedad[5]. La progresión de las luces indica que la luz eterna llenará todo de luz: «nosotros encendemos estas luces por los milagros…» , por cada luz, un milagro; por cada milagro, la luz se engrandece.
Tradiciones cristianas
Decoración de los Altares
Las lámparas y las coronas iluminan las iglesias y altares cristianos. Desde el siglo IV tenemos noticia de la existencias de coronae, canthara, polycandilon, gabatae. que iluminaban las Basílicas y las iglesias altomedievales. El Liber Pontificalis (I, 172-187) narra que Constantino donó a la basílica de San Pedro una corona de ochenta delfines de oro, otra de plata y más de cien coronas para las naves de la iglesia. Estas coronas colgaban de las pérgolas de los antiguos altares. El Liber Ordinum recoge una bendición para ellas[6] y el descubrimiento arqueológico del tesoro visigótico de Guarramar lo confirma.
El rito del Lucernario
La asamblea litúrgica, reunida en oración, al encender las lámparas, daba gracias a Dios, proclamando la llegada de la luz indeficiente. La Tradición Apostólica, atribuida a San Hipólito, describe la introducción de la lámpara en la cena comunitaria: «Te damos gracias, Señor, por tu Hijo Jesucristo, por quien nos esclareciste revelándonos la luz incorruptible»[7]. También las Constituciones Apostólicas señala la recitación del salmo lucernario (con seguridad el salmo 140) y una oración conclusiva proclamando Cristo como causa de la luz del conocimiento y de la revelación[8]. La celebración de las Vísperas se unía, al rito del lucernario, como lo muestra el Concilio primero de Toledo (a. 400)[9]. El rito del Lucernario se conserva de manera muy especial y significativa en la noche pascual[10].
La fiesta de Santa Lucía en Suecia
En los países escandinavos, de manera especial en Suecia, se celebra la festividad de Santa Lucía en medio del tiempo de Adviento. En esta fiesta, de origen católico, se representa una procesión con luminarias protagonizada, principalmente por niñas y jovencitas (aunque también participan los niños), vestidas con túnicas blancas, velas y lámparas. Una de las jovencitas representa el papel de Lucía, vestida con alba blanca y cíngulo rojo en la cintura y una corona en la cabeza, formada por ramas y hojas de arándano sobre la que se fijan unas velas. Santa Lucía es acompañada por un cortejo de niñas (tärnor =’doncellas’) y stjärngossar («niños de la estrella», en una posible alusión a la figura de los reyes magos) a los que se les viste con cucuruchos de cartón con estrellas, a modo de los capirotes de nazarenos. La procesión es acompañada de cantos y deseos que expresan que la luz vencerá sobre la tiniebla. La representaciones van acompañadas de comidas especiales y encuentros entre familias, festivales escolares. La corona de luz sobre las cabeza, el decorado de hojas húmedas que evite riesgo de quemaduras, el deseo de paz y felicidad y la preparación de la Navidad son temas coincidentes con la corona de Adviento. De la fiesta de Santa Lucía sueca tenemos noticias desde el siglo XIX, sin embargo, fue a comienzos del siglo XX, cuando alcanzó más popularidad.
El origen de esta costumbre podemos vislumbrarla en que el día 13 de diciembre era para el calendario Juliano el día del solsticio de invierno hasta la reforma del papa Gregorio XIII (calendario Gregoriano) el día 4 de octubre de 1582, que añadió 10 días. Sin embargo, no todos los países aceptaron el calendario gregoriano. Inglaterra, las colonias norteamericanas, y otros países de iglesias evangélicas no adoptaron la reforma. Inglaterra y Suecia la adoptaron el 2 de septiembre año 1752, añadiendo once días de corrección. Todavía las iglesias ortodoxas no aceptan el calendario gregoriano. El directorio sobre la piedad popular y la liturgia (DPL) señala en el número 100 la importancia de conservar las témporas de invierno. Éstas giran sobre el solsticio de invierno como comienzo del ciclo de la naturaleza.
El Paradeisl Austriaco
Otro antecedente de la corona de Adviento es el Paradeisl. Se trata de una pirámide compuesta por tres manzanas en la parte inferior y una en la parte superior, todas ellas están unidas por palillos, formando una pirámide. Sobre cada una de las manzanas, símbolo del pecado de los primeros padres, se alza una vela, signo de la venida de Cristo. Cada domingo de Adviento se enciende una vela dejando la superior para el cuarto domingo.
La corona de Adviento de Johann Hinrich Wichern (1808-1881)
La actual forma de la corona de Adviento se debe al educador y teólogo luterano Johann Hinrich Wichern, que atendía un albergue de huérfanos en Hamburgo. Durante el Adviento los niños le preguntaban con frecuencia los días que quedaban para la Navidad. En 1839 revistió una vieja rueda de carreta con hojas pequeñas y con 19 velas pequeñas rojas y 4 velas más grandes: Las velas rojas se encendían en los días feriales mientras las blancas se encendían los domingos.[11] Un poema del escritor alemán Hermann Claudius (1878-1980) comenta el encendido de las lámparas de la corona, pues, según va brillando el mundo se encuentra con la luz de la Navidad.
El encendido progresivo de las velas de la corona de Adviento, es una tradición familiar antes que litúrgica. Como en la Hanukkah judía es la familia la que es congregada para leer una lectura breve de la palabra de Dios, rezar una oración y encender la corona. El DPL señala en el número 98 que la costumbre germánica y norteamericana de la colocación de cuatro cirios sobre una corona de ramas verdes se ha convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos.
a) En el Bendicional
La corona de Adviento no aparece en las ediciones típicas de los libros litúrgicos. Si existe en la edición castellana del Bendicional. Resulta muy interesante en donde se encuentra en el libro litúrgico: En la tercer parte, dedicada a «las bendiciones de las cosas que en las iglesias se destinan al uso litúrgico o a las prácticas de devoción», dándoles una consideración litúrgica y no devocional, pues no figura en la cuarta parte, la de las «bendiciones dedicadas a ciertos objetos de devoción del pueblo cristiano». El capítulo XXXVII está dedicado a la Bendición de la corona de Adviento. Este capítulo comprende una introducción pastoral (núms. 1235-1237); Un formulario para la bendición de la corona en familia (núms. 1238-1240) y un formulario de bendición en la Iglesia (núms 1241-1242): Al comienzo de la celebración de la Misa, después del saludo inicial y sustituyendo el acto penitencial.
La fórmula de bendición es la misma tanto para la familia como para la iglesia (nums. 1240. 1242). En la misa esta bendición se repite cada domingo, sustituyendo el rito penitencial según se desprende de la rúbrica del núm 1242: «Y se enciende el cirio que corresponda según la semana del Adviento». Se trata de una novedad importante para la consideración de la corona, pues el hecho de recibir una bendición la convierte en un verdadero sacramental, y además, al hacerlo en sustitución del acto penitencial, la convierte en un verdadero rito litúrgico, que contiene una monición y una oración. La liturgia está formada, según la cita afortunada del concilio, por ritos y oraciones, «per ritus et praeces» (SC 48), o bien, textos y ritos «textus et ritus» (SC 21), por lo que podemos declarar que el Bendicional Castellano[12] aprobado por la Santa Sede, eleva la Corona de adviento al rango de rito y objeto litúrgico. Esto supone una riqueza, espiritual y eucológica del libro litúrgico, que cumple con el número 79 de la Constitución de liturgia, que pide, en la reforma de los sacramentales, puedan añadirse otros nuevos, de cara a la participación activa consciente de los fieles, según la necesidad.
En las observaciones previas núms. 1235- 1237 exponen el significado de la corona del adviento. «La corona es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad». «La bendición subraya el significado religioso del signo» (nº 1235). La Luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión; es símbolo de Jesucristo luz del mundo»(nº 1236). La gradualidad del encendido indica la ascensión progresiva hacia la plenitud de la Navidad (nº1236). Todos estos contenidos son los que hemos desarrollado en nuestra exposición; la referencia indirecta a la fiesta de Hanukka se hace patente en estos párrafos. «El color verde de la corona significa la vida y la esperanza» (nº 1236). La corona del Adviento es, pues un símbolo de la esperanza de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado la verdadera vida (nº 1237).
Lo expuesto hasta ahora nos lleva a afirmar que la Corona de Adviento no es un objeto alitúrgico, ni simplemente una transposición pagana costumbres ancestrales. Los simbolismos naturales no son ni paganos ni cristianos, son simplemente religiosos, se hacen patentemente cristianos cuando la Palabra de Dios y la oración los iluminan y los explican. La liturgia actual ha hecho un bello proceso de inculturación para asumir, en las iglesias y las celebraciones, la corona de las luces del Adviento como el objeto que define, de manera plástica, el sentido de este tiempo. Además posee una gran fuerza evangelizadora en el seno de la familia, que se reúne (como el Belén navideño o el árbol de Navidad) en oración entorno al encendido de sus llamas.
b) En la piedad popular y tradiciones orientales
El DPL añade un significado nuevo: «La corona de Adviento… es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo…». El Directorio recoge una de las tradiciones que explican el significado. Según ésta,
Pero para otras tradiciones,
En cuanto al color varia también según las tradiciones. En algunos lugares de tradición católica las velas adoptan el color litúrgico, de este modo, el significado de las velas se enlaza con el color; las tres velas del color morado hacen más referencia a la conversión y a la preparación, la vela rosa, al gozo de la espera, pues se ha alcanzado la mitad del Adviento. También se utiliza el color azul añil sobre todo en las iglesias de tradición Anglicana e Iglesias evangélicas, que quieren reservar el morado para la cuaresma. En otras tradiciones se coloca también una vela blanca que se enciende en navidad como signo de la luz de Cristo, el sol que nace de lo alto. Los colores de las velas de la corona de adviento no dejan de ser una adaptación a su uso litúrgico, bien podrían ser del color natural de la cera.
Algunas familias e iglesias de rito oriental han asumido la corona de adviento colocándole, en lugar de cuatro, seis velas, debido a que el tiempo de Subbara (anunciación) de preparación para la Navidad dura seis semanas para los siro-occidentales (los caldeos tienen cuatro) y cuatro semanas para los ritos siro-orientales. La liturgia Bizantina no tiene un periodo definido para la preparación de la Navidad, Éste comienza el segundo domingo anterior a la fiesta y de manera propia a partir del 20 de diciembre.
En cuanto a la decoración de la corona, además de las ramas de hojas perennes: abeto, pino, arándano, muérdago… en ocasiones se le colocan manzanas de adornos o bolas rojas en alusión a la manzana del pecado[13] y a Cristo, fruto del árbol de la Cruz; si por el fruto de un árbol hemos sufrido la muerte, por el fruto del Árbol hemos recibido la salvación[14]. Esta simbología está presente en otro objeto litúrgico y devocional: él árbol de navidad. Pero, esa es otra historia, y como dijo un novelista contemporáneo tendrá que ser contada en otra ocasión…
Pedro Manuel Merino Quesada. (lexorandi.es)
[1] Cfr. P. Grison, «lámpara», en J. Chevalier – A. Gheerbrant. Diccionario de los símbolos. Barcelona 2003. 627-628. AA.VV., «Luz», en Ibidem. 663-668.
[2] Mediados de diciembre: En el año 2009 el 12 de diciembre; en el año 2010 el 2 de diciembre; en el año 2016 coincidirá con 25 de diciembre; Cfr. World Wide Web: http://en.wikipedia.org/wiki/Hanukkah
[3] La raíz hebrea «HNK» hace referencia al verbo consagrar, dedicar, o bien el templo, o el altar.
[4] Cfr. World Wide Web: http://www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Talmud/shabbat2.html.
[5] Algunas comunidades sefardíes y Mizrahim suele cantar el himno Ma’oz Tzur escrito en Alemania en la Edad Media. El himno recorre la historia de la salvación, dando gracias, por la liberación del Éxodo, El Cautiverio en Babilonia, el milagro de la festividad de la Purim, y la victoria Macabea.
[6] M. Ferotin, Le liber ordinum, en usage dans l’Église wisigothique et mozarabe d’Espagne du cinquième au onzième siècle, reimpresión de la edición de 1904 preparada y presentada por Anthony Ward, SM y Cuthbert Johnson, Bibliotheca & Ephemerides Liturgicæ.- Subsidia. Instrumenta Liturgica Quarreriensia. CLV - Edizioni liturgiche. Roma 1996,col 165-166.
[7] «Didajé», cap. 25, ed. en «La Didaje y la Tradición Apostólica», Cuadernos Phase 75, Barcelona 1996, 40.
[8] «Las Constituciones Apostólicas», Lib. VIII, 35, 1. 37, 5, ed. en Cuadernos Phase 181, Barcelona 2008, 282-284.
[9] Monumenta Hispanie Sacra (MHS), La Colección Hispánica, Concilios Galos, concilios hispanos, primera parte, Madrid 1984. Vol. IV, 332 nº 110.
[10] F.M. Arocena, «Ipsius sunt tempora . Los ritos sobre el cirio pascual: entre historia, teología y oración»: Ecclesia Orans 24 (2007) 145-172.
[11] Información tomada de la World Wide Web: http://de.wikipedia.org/wiki/Adventskranz.
[12] No sé si también aparece en el Alemán
[13] La manzana aparece en la versión aramea de la biblia en Targum Onkelos.
[14] Las representaciones románicas de la Inmaculada Concepción de María, muestran a la Virgen que en su mano enseña una manzana en alusión al fruto bendito de su vientre que curará el veneno mortal del fruto del primer árbol
Bazar de Navidad
El día 28.11.2010
Domingo, después de la misa, sobre las 13,30 horas, se abre el BAZAR en Santa Bárbara
XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C: Solemnidad de Cristo Rey 21/11/2010 - Nr.156
Con este domingo y la semana que de él depende se concluye el largo Tiempo Ordinario y se clausura el Año Litúrgico. Hoy se nos presenta la grandiosa visión de Jesucristo Rey del Universo; su triunfo es el triunfo final de la Creación. Cristo es a un mismo tiempo la clave de bóveda y la piedra angular del mundo creado.
Conviene recordar en qué consistían las esperanzas mesiánicas del pueblo judío en el tiempo de Jesús: unos esperaban a un nuevo rey, al estilo de David, tal como se lo presenta en la primera lectura de hoy. Otros, un caudillo militar que fuera capaz de derrotar el poderío romano; otros como un nuevo Sumo Sacerdote, que purificaría el Templo. En los tres casos, se esperaba un Mesías triunfante, poderoso. El salmo que leemos hoy, también proclama el modelo davídico de “rey”. Jerusalén, la “ciudad santa” es la ciudad del poder.
La inscripción colocada sobre el madero de la Cruz decía: "Jesús de Nazaret es el Rey de los judíos". Esta inscripción es completada por San Pablo cuando afirma que Jesús es "imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura, Cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia, reconciliador de todos los seres". Parece paradójico que los cristianos nos gloriemos en proclamar Rey a quien muere en la debilidad aparente de la Cruz, que desde este momento se transforma en fuerza y poder salvador. Lo que era patíbulo e instrumento de muerte se convierte en triunfo y causa de vida .
El Reino nuevo de Cristo, que es necesario instaurar todos los días, revela la grandeza y el destino del hombre, que tiene final feliz en el paraíso. Es un Reino de misericordia para un mundo cada vez más inmisericorde, y de amor hacia todos los hombres por encima de ópticas particularistas. Es el Reino que merece la pena desear. Clavados en la cruz de la fidelidad al Evangelio se puede entender la libertad que brota del amor y se hace realidad "hoy mismo
P. Oscar Gil, c.s
Información sobre Guatemala
En estos días el movimiento de El Quetzal es especial: los vendedores colocan sus puestos de venta y los juegos mecánicos se instalan alrededor de nuestra casa, pues los días 12 y 13 celebramos la fiesta de San Diego de Alcalá. Para la parroquia es la fiesta patronal, para el pueblo es la feria. Este año la fiesta tiene un carácter especial, ya que será la inauguración del templo, después de un año de reconstrucción.
En cuanto a la escuela se refiere, los alumnos, que terminan algún nivel, celebran su fiesta de clausura o su graduación y pasando esta semana, durante el día, son pocos los niños que andan por la calle; es la época de la tapizca y la mayoría van con sus padres a la finca a cortar café. Es en estos dos meses cuando hay un poco más de trabajo. Los sueldos en las fincas siguen estando por debajo del salario mínimo, que está en 56 quetzales por día, mientras que los trabajadores ganan 37, con lo cual son muchas las familias que no tienen para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria. La relación salario-costo de la vida sigue siendo desproporcionada y los pobres son cada vez más pobres. Las manifestaciones no han logrado que se les llegue a pagar el sueldo mínimo.
Al lado de las carencias de la mayoría, la corrupción generalizada, el narcotráfico y el crimen organizado siguen causando estragos en el país, sembrando pánico e inseguridad. La violencia, lejos de cesar, va en aumento.
- CLINICA JERÓNIMO USERA. En enero se cumplen dos años de la apertura de la clínica “Jerónimo Usera” los sábados en nuestra casa. Dada la insuficiente atención de los Centros de Salud, gratuitos, pero sin medicina, la Clínica atiende ahora tres días por semana y ha sido implementada con el laboratorio. Con ello se presta un buen servicio al pueblo y alrededores.
Nada podríamos hacer sin vuestro apoyo y el de otras personas y grupos; esto es lo que les dejamos claro a todos los que se manifiestan agradecidos por la ayuda que a través nuestro reciben. Lo saben, nosotras no somos más que intermediarias.
De corazón gracias, muchas gracias. Pedimos a Dios para cada uno una bendición especial.
María Jesús del Riego
Textos Bíblicos
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):
Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Evangelio
Lucas (23,35-43):
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.» Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.
El coraje de la pakistaní Asia Bibi, condenada a muerte por blasfemar contra Mahoma, está conmocionando al mundo. “Prefiero morir cristiana que salir musulmana de la cárcel”. Tiene 5 hijos. Cinco. Y ante la propuesta del juez de convertirse al Islam y vivir, ha optado por morir cristiana. Bendito coraje que pone en evidencia la pobre fe de occidente. Situaciones extremas evidencian la fe y la despiertan. Pero la fortaleza de esta mujer pakistaní no excluye el drama de su vida, la injusticia de su proceso y la violencia de una religión como el Islam capaz de estas atrocidades. Su familia está viviendo un infierno en la tierra y pocas son la voces alzadas en su defensa. Y no se esperen. Salvo algunos pocos en la Iglesia, no se alzarán.
El consuelo, de nuevo, requiere de la fe. Esa sangre mártir regará de un modo desconcertante para tiempos y lugares que nos exceden. Lo sabemos, pertenece a nuestra cultura esa frase de Tertuliano “la sangre de los mártires es semilla de cristianos”. Y hemos querido evidenciar la inmediatez de su afirmación con la conversión del Imperio Romano, y por tanto creemos que lo evidenciaremos en tiempos futuros por el martirio precedente de los años 30 del siglo pasado. Como si no hiciera falta nada más, mas que dejarnos llevar por las dulces aguas del bienestar, pues otros lo ganaron para nosotros. El coraje de Asia Bibi, el coraje de los recientes mártires de Irak, me ha recordado una desconcertante providencia divina que se le dio a conocer a la beata Ana Catalina Emmerich:
“Vi que los Apóstoles fueron enviados a la mayor parte de la tierra para combatir sobre todo el poder de Satanás y para llevar la bendición, también se sabe que las tierras donde ellos actuaban eran aquellas que habían sido fuertemente envenenadas por el enemigo.
Si estos países no han perseverado en la Fe cristiana y ahora se mantienen en el abandono, eso ha sido, como yo lo vi, por una sabia disposición de la Providencia, Estos territorios debían ser bendecidos solamente y permanecer fértiles para el futuro a fin de ser sembrados de nuevo, para luego dar frutos abundantes, cuando los otros (aquellos en los cuales la semilla ha fructificado, las naciones cristianas) sean a su turno dejadas sin cultivo.”
¿Acaso no significa esto que Occidente puede perder la fe? Entonces, ¿qué hay de esa verdad de sanguis martyrum, semen christianorum est? Una mirada a la realidad evidencia el languidecimiento de la fe en Occidente –notoriamente en Europa- y como se la combate a precio de sangre en tantos otros lugares. Y una mirada, aún dolorosa a la realidad, evidencia el apriorismo en el que vive la iglesia de que, pase lo que pase, la fe pervivirá.
Al grito de Europa o es cristiana o no será se ha entendido que como Europa será, evidentemente permanecerá cristiana. Pero el que Europa sea geográficamente no significa que en esa geografía vayan a permanecer la fe y la cultura occidental. El Papa Benedicto XVI quiso ser claro a unos obispos de Europa Central que acudieron en visita ad limina.
“Acordaos de las comunidades cristianas del norte de África, hoy son un recuerdo histórico. La fe no es una heredad. Sino la cuidamos, nos será quitada.”
La sangre de los mártires será simiente de cristianos, pero el aire que sopla esas semillas pertenece al Espíritu Santo, que las hará caer donde considere. A nosotros sólo nos toca amar tanto que estemos dispuestos a dar nuestra vida si se nos pidiera. En Irak saben bien lo que esas palabras significan.
Que su fortaleza nos haga fuertes.
Les pido encarecidamente que mostremos nuestra caridad cristiana con nuestra hermana, bien a traves de la oración (el arma más poderosa que tiene el cristiano) o sumandonos a las diversas iniciativas que surjan para presionar al gobierno pakistaní y se le anule la condena. Creo que es un buen motivo para olvidarnos de nuestras pequeñas miserias diarias y poner nuestra fuerza en una causa tan importante como la vida de esta mujer.
Que Dios todopoderoso la ayude y la mantenga en la fe.