viernes, 9 de abril de 2010

Hoja parroquial del 11.04.2010

HOJA PARROQUIAL



II DOMINGO DE PASCUA - CICLO C – 11/04/2010 - Nr.144



LA MISERICORDIA DEL SEÑOR ES ETERNA,

!!!!! ALELUYA, ALELUYA¡¡¡¡¡

Este segundo Domingo de Pascua, también llamado por el Siervo de Dios Juan Pablo II, Domingo de la Divina Misericordia, se nos presentan imágenes verdaderamente interesantes que alimentan y fortalecen la fe de aquellos que fueron los primeros cristianos y de nosotros que lo somos ahora. La segunda lectura por su parte, presenta a San Juan desterrado por predicar el Evangelio a aquellos que no lo quisieron escuchar y sufriendo todo tipo de tribulaciones tiene una visión donde se le presenta triunfante Jesucristo que le dice que escriba todo lo que vea que suceda y sucederá para que sirva como testimonio. El Evangelio en cambio nos narra ese primer día de la resurrección, que por la mañana había quedado en el vació del sepulcro, por la tarde se llena con la presencia de Jesús en el cenáculo donde están encerrados “por miedo” y les da “su paz y el Espíritu Santo”, pero sobre todo le da continuidad a la misión que le había dado el Padre, ahora se la pasa a los ahí reunidos: “Como el Padre me ha enviado así los envío yo”. Finalmente entrega uno de los mas preciados regalos” a los que les perdonen los pecados les quedaran perdonados y a los que no se los perdonen les quedaran sin perdonar”, el sacramento de la penitencia o sacramento de la misericordia de Dios. Ya que no estamos acostumbrados a creer todo, para que tuviéramos la oportunidad de entender lo que paso ese día aparece la figura de Santo Tomás que no estaba en ese momento y a quien Jesús tiene que tratar de otra forma para que entienda lo que había sucedido porque no les quiso creer a sus compañeros, como entre nosotros hay muchos que no queremos creer y despreciamos lo que nos dicen los que han tenido mayor contacto con el Señor y pensamos que somos nosotros los que sabemos o merecemos todo. Pero para todos Jesús tiene un camino para transformar hasta los corazones más duros, incluso los de piedra, como el de Judas, siempre que le demos una pequeña oportunidad de actuar.
FELICES PASCUAS.
P. OSCAR ECHEVESTE.


¿Somos todos santos?


Es curioso como hemos ido sustituyendo el nombrar „el pecado” por designaciones más modernas y concretas:“consumo de drogas“ ,“abuso de menores“,“explotación exhaustiva de la creación“,etc.


La alergia a „confesarse“es típica de nuestro tiempo. En cambio famosos y famosas lo hacen públicamente. Tiger Woods da a conocer en los medios su adulterio, la obispo Kässmann reconoce que condujo borracha, el obispo Zollitsch dice a la prensa que la Iglesia cometió fallos enormes en el espinoso asunto del abuso de menores.


Pero no nos hagamos ilusiones. El pecado fue siempre y seguirá siendo más atractivo que las virtudes. Aplausos frenéticos en el Carnaval de Río para las carrozas de los siete pecados capitales. Apenas reacciones para las carrozas de los DIEZ MANDAMIENTOS.


La liberación de la culpa es cosa exclusiva de Dios. San Pablo lo explica muy bien en su Carta a los Romanos, cuando habla de la JUSTICIA DE SALVACION para todo el que cree. Pecado es la ruptura entre el hombre y Dios. Claro que con muchas variantes e implicaciones. Pero, ¿quién pueda afirmar que ha mantenido intacta esa relación?


Con la mano en el corazón pasemos revista a los siete pecados capitales: envidia, gula, ira, avaricia, soberbia, lascivia y pereza.


Jesucristo reparó cualquier de esas rupturas con su vida, muerte y resurrección.


Manuel Martin-Pozuelo, Dr.theol.

Evangelio

Juan(20,19-31):


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

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