jueves, 28 de febrero de 2013

¡Gracias Benedicto!


"Así también vosotros estáis ahora tristes; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y ya nadie os quitará vuestra alegría" Jn 16: 22.

Hoy, a las 20:00 horas Benedicto XVI dejará sus responsabilidades como obispo de Roma. Aceptando la volundad de Dios, se retira del poder para permitir la llegada de un siguiente potífice con mayor energía para afrontar los grandes retos, porque como el mismo se refirió el día de su coronación como papa, el es "un simple y humilde trabajador de la viña del Señor". Y hoy el Señor quiere que se dedique a otra misión fundamental, que es rezar por la Iglesia, porque lo importante no es el papa como persona, ni el resto de cristianos de forma independiente, si no lo verdaderamente importante es la Iglesia, como comunión de todos los cristianos con nuestro Señor Jesuscristo, nuestro Dios y rey, la verdadera cabeza de la Iglesia, el sumo y eterno Pontífice y quien dirige los destinos de la Iglesia en la tierra a través de su vicario.



 Con el tiempo se podrá ponderar adecuadamente la importancia de Ratzinger para la Iglesia moderna, si uno analiza la historia de la Iglesia en los últimos tiempos es difícil no encontrarse con su nombre en todos los momentos estelares: desde el Concilio Ecuménico Vaticano II, donde participó como asesor teológico del arzobispo de Colonia, Frings, una de las figuras más influyentes en el devenir del Concilio, pasando por ser cardenal y arzobispo de Múnich y Freising, seguramente la diócesis más importante de Alemania. En 1983 fue nombrado por Juan Pablo II como prefecto de la Congragación para la defensa de la Fe, uno de los puestos claves para la defensa de la ortodoxia de la Fe. Fue el responsable del nuevo catecismo de la Iglesia católica. Entre sus altas responsabilidades estaba la de aclarar todos los puntos conflictivos alrededor de la doctrina católica, entre ellos la influyente teología de la liberación. Durante los últimos años de Juan Pablo II  se convirtió en su hombre de confianza y mano derecha. Todos los obispos y cardenales cuando cumplen 75 años deben presentar su carta de renuncia al papa, para que acepte su jubilación. En el caso de Ratzinger, cuando cumplió los 75 años, la leyenda cuenta que Juan Pablo II le dijo: "no hace faltes que escribas la carta, usted no se marcha mientras yo sea papa". Durante los últimos años del pontificado anterior y los primeros del suyo tuvo que afrontar energicamente los escándalos de abusos y pederastia de sacerdotes y obispos dentro de la Iglesia. Quedarán como señales de su papado su ecumenismo (acercamiento a ortodoxos, anglicanos y lefebrianos), la dignificación de la liturgia y anclar las reformas postconciliares con la tradición milenaria de la Iglesia (hermeneutica de la continuidad). Sin entrar en la labor como teólogo que es prácticamente desconocida para todos. Seguramente nos falte todavía tiempo para poder ver con perspectiva la grandeza de este papa, que hoy se aparta pero para estar a nuestro lado al servicio de la Iglesia.
  
Quizas ya no volvamos a ver lo hasta después de nuestra muerte, compartiendo la gloria de Dios Padre.


Gracias Benedicto. Siervo de los Siervos de Dios.

ORA PRO NOBIS.


Ultima audiencia pública del papa y despedida de las gentes. Merece la pena leerlo. Aquí

sábado, 23 de febrero de 2013

Santa Teresita del Niño Jesús (II) Historia de un Alma


Tenía pendiente una deuda desde hace tiempo, y es que escribí un primer artículo sobre santa Teresa de Liseux que deje incompleto, a falta de una segunda parte que entrara un poco más en detalle del pensamiento de esta santa. Para saldar esta deuda redactaré dos.


La producción literaria de esta santa es muy escasa, se han recopilado las cartas que escribía para comunicasrse con el exterior, algunas poesías, alguna obrilla de teatro menor y un libro "Historia de un Alma", que realmente no se concibió como un libro, si no que es la recopilación de 3 cuadernos escritos en el convento de Liseux. Sus hermanas que se encontraban con ella en el convento nos han dejado su testimonio de como se originó el libro.

Su hermana mayor María: "Una noche de invierno, después de Maitines, estábamos calentándonos sor Genoveva, nuestra Reverenda Madre priora Inés de Jesús y yo, reunidas con Sor Teresa. [las cuatro hermanas de carne]. Sor Teresa nos contó dos o tres anécdotas de su niñez. Entonces yo le dije a nuestra madre priora, Inés de Jesús: "¿Cómo es posible que le permitas componer pequeñas poesías para complacer a unas y a otras, y que no escriba para nosotras algo de sus recuerdos de la infancia? Ya lo verás, es un ángel que no vivirá mucho tiempo en la tierra, y entonces habremos perdido todos esos detalles tan interesantes para nosotras". En un primer momento nuestra Madre vaciló, pero luego, ante nuestra insistencia, dijo a la Sierva de Dios que le gustaría que para el día de su santo le entregara el relato de su infancia" (Manuscrito A) (Esto fue a comienzos de 1895)

Su hermana Sor Genoveva nos aclara: "No tenía ningún plan prefijado cuando comenzó el manuscrito. Lo escribió únicamente por obediencia, esforzándose no obstante por narrar algunos hechos especiales para cada uno de los miembros de su familia, con el fin de dar gusto a todos con este relato de los recuerdos de su juventud. Su manuscrito era, en efecto, un "recuerdo de familia", destinado exclusivamente a sus hermanas. Esto explica la espontaneidad familiar con que fue escrito, así como ciertos detalles infantiles ante los que su pluma habría retrocedido si hubiera previsto que este escrito iba a salir del círculo de sus hermanas. Escribía únicamente a ratos sueltos, durante los escasos momentos libres que le dejaban la Regla y sus ocupaciones con las novicias. No hizo borrador alguno, escribía a vuela pluma, y sin embargo el manuscrito no contiene tachaduras."

Su hermana sor Inés de Jesús (Paulina): "La Sieva de Dios puso manos a la obra por obediencia, pues yo era entonces su madre priora. Escribió únicamente durane sus ratos libres, y me entregó el cuaderno el 20 de enero de 1896, para mi santo. Yo estaba en la oración de la tarde. Al pasar para dirigirse a su sitio, sor Teresa del Niño Jesús se arrodilló y me entregó aquel tesoro. Yo le contesté con una simple señal de cabeza y dejé el manuscrito en mi asiento, sin abrirlo. No me tomé tiempo para leerlo hasta desués de las elecciones de este mismo año, en la primavera. Y observé la virtud de la Sieva de Dios, pues, una vez cumplido su acto de obediencia, no volvió a preocuparse más del asunto, ni me preguntó nunca si había leído su cuaderno o qué pensaba de él. Un día le dije que no había tenido tiempo de leer nada, y no mostró el menor disgusto

"Su relato me pareció incompleto. Sor Teresa del Niño Jesús había insistido sobre todo en su infancia y en su primera juventud, como yo le había pedido; su vida religiosa quedaba apenas esbozada..."

"Pensé que era una verdadera lástima que no hubiera escrito con la misma amplitud lo referente a su vida en el Carmelo, pero en aquellas fechas yo había ya dejado de ser priora y la madre María de Gonzaga había vuelto a ocupar este cargo. Me imaginaba que ella no iba a prestar a este escrito el mismo interés que yo, y no me atreví a decirle nada. Pero, finalmente, cuando vi que sor Teresa del Niño Jesús se había puesto muy enferma, decidí intentar lo imposible. La noche del 2 de junio de 1897, cuatro meses antes de la muerte de sor Teresa, hacia medianoche, fui a ver a nuestra madre priora. "Madre, le dije, no puedo irme a dormir sin antes confiarle un secreto. Siendo yo priora, sor Teresa escribió para mí, por complacerme y por obediencia, algunos recuerdos de su infancia. Los he vuelto a leer el otro día. Son bonitos, pero no creo que usted pueda sacar de ahí gran cosa que le sirva para escribir su circular después de su muerte, pues no hay en ellos casi nada sobre su vida religiosa. Si usted se lo mandase, podría escribir algo más serio, y no me cabe duda de que lo que usted obtenga va a ser incomparablemente mejor que lo que tengo yo". Dios bendijo mi gestión, y a la mañana siguiente nuestra Madre ordenó a sor Teresa del Niño Jesús que continuase su relato" (Manuscrito C)

Finalmente el manuscrito B lo escribío la santa a petición de su hermana María: "Finalmente, yo misma le pedí, durante sus últimos ejercicios (1896), que me pusiera por escrito lo que yo llamaba su doctrinita. Así lo hizo, y cuando se imprimió la "Historia de su vida", se añadieron estas páginas, como una tercera parte"

Izq. María Gonzaga y sor Genoveva, centro sor María y sor Ines, drcha. santa Teresa



Estos tres cuadernos que en principio se escribieron para uso interno del convento (m. A como recuerdos familiares, el m. B explicando su doctrina a su hermana, y el m. C para escribir la circular necrológica a su muerte), al fina de su vida Teresa los vió como parte fundamental de su legado para las almas en la tierra, y así recoge sor Inés en sus últimas conversaciones: "En su lecho de muerte, daba gran importancia a esta publicación y veía en ella un medio de apostolado. Un día me dijo con gran aplomo: Después de mi muerte, habrá que publicar el manuscrito sin demora. Si lo retrasas, y si cometes la imprudencia de hablarle a alguien, excepto a nuestra Madre, el demonio te tenderá mil trampas para impedir esta publicación, que sin embargo es muy importante. Pero si haces todo lo que está en tus manos para que nadie la entorpezca, entonces no tengas miedo a los obstáculos que puedas encontrar. En mi misión, como en la de Juana de Arco, "la voluntad de Dios se cumplirá, a pesar de las envidias de los hombres". 
-Entonces, ¿crees que con ese manuscrito harás bien a las almas?
-Sí, es un medio del que Dios se servirá para escucharme. Hará bien a toda clase de almas, excepto a las que vayan por caminos extraordinarios"


Sor Inés se puso manos a la obra y justo un año después de la muerte de Teresa salió a la luz el libro con el título de "Historia de un Alma", y con ello la lluvia de bendiciones de Dios a través de su sierva.

No es muy complicado poder encontrar esta obra en internet. Para los que les cuesta leer en la pantalla del ordenador, les dejo un audio con el libro en una versión algo más reducida, pero suficientemente amplia.


 


lunes, 11 de febrero de 2013

Sobre la renuncia de Benedicto XVI


Tengo que reconocer que esta mañana al levantarme y enterarme de la noticia sobre la renuncia de Benedicto XVI como el Vicario de Cristo en la tierra, no podía dar crédito a lo que leía, lo primero que pensé fue que era un error del portal electrónico, ya que era imposible que fuera una broma. Cuando se fue confirmando la noticia caí como en un estado de shock.

A decir verdad, la noticia no me ha gustado nada, pienso que Benedicto es y ha sido un gran papa, con una gran formación doctrinal y teológica y con una gran experiencia en la vida de la Iglesia, pero sobre todo por ser un gran conocedor de la realidad que vive actualmente el mundo y en concreto la Cristiandad. Nunca ha ocultado los problemas que ha tenido la Iglesia y ha actuado con decisión para atajarlos (me acuerdo en estos momentos de los terribles casos de pederastia). Sinceramente creía (o quizás mejor quería) que iba a aguantar en su puesto hasta el final de su vida.



Tan sólo he conocido dos papas en mi vida: Juan Pablo II y Benedicto XVI. De Juan Pablo II tengo conciencia de su labor como papa al final de su vida. No he leido ningún documento de su magisterio (y de tampoco no magisteriales), como creo que la inmensa mayoría de los católicos. Pero sé que atraía a grandes masas para escucharle, allí donde iba se reunían multitudes que le querían. Según casi todos fue un gran papa, que tomo decisiones importantes en momentos de la historia cruciales. Pero a parte de esta visión superficial de su apostolado, lo que me llegó espiritualmente fueron sus últimos años de vida, como un hombre pleno físicamente, gran deportista, con gran vitalidad, al final de su vida su salud se fue deteriorando hasta ofrecernos esas imágenes de un hombre débil y prácticamente derrotado por la enfermedad. Pero como aparte de esta fragilidad nunca renunció, si no que permaneció al frente de la Iglesia. Seguramente no podría dirigirla físicamente, y las decisiones las tendrían que tomar sus colaboradores directos, pero su ejemplo de esfuerzo y de amor hacia los fieles hasta el final me dejo una huella mayor que todas sus encíclicas y cartas pastorales juntas. Yo veía la grandeza de Dios no en las grandes concentraciones de masas, ni en los grandes discursos, si no en ese hombre machacado por la enfermedad que era el representante de Cristo en la tierra, el portador de su mensaje en su propia persona, mensaje de amar y dar la vida por los demás hasta el final, de aceptacion de la propia debilidad y sufrimiento, y abandono a la voluntad de Dios.


 

Sin duda vivimos un hecho histórico. Pocas veces en la vida se asiste a un cambió de papa, pero en este caso la situación es más extraordinaria, ya que no se produce por la muerte del Santo Padre, si no por la renuncia del mismo. Éste es un hecho sumamente raro en la historia de la Iglesia, el último papa que dimitió fue Gregorio XII hace ya casi 600 años, y de los 264 papas anteriores unos pocos (8 ó 9) habían renunciado.

Benedicto ya había manifestado alguna vez que no tendría problema de abandonar el papado si las circustancias no le permitían seguir ejerciendo su cargo con las facultades que el mismo le exigían. Así en su libro-entrevista "Luz del Mundo" de 2010 se puede leer:  “Si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar”. 

Sin duda que Benedicto, en plenas condiciciones mentales ha llegado al discernimiento que ha llegado a este punto de su vida. Y considero con absoluta certeza que si ha tomado esta decisión ha sido por considerarla la mejor para la Iglesia. En le mismo libro también considera que la renuncia no es algo que se deba decidir a la ligera:  “Si el peligro es grande, no se debe huir de él. Por eso, ciertamente no es el momento de renunciar. Justamente en un momento como éste hay que permanecer firme y arrostrar la situación difícil. Ésa es mi concepción. Se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más. Pero no se debe huir en el peligro y decir: que lo haga otro”
Por lo que considero que los motivos de su renuncia no pueden ser otros que por los él expuestos hoy: "para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado".
Benedicto aunque no lo queramos ya es un anciano de 85 años (debemos pensar que Juan Pablo II murió con 84 años) con todos los achaques que se van acumulando, así parece que tiene problemas de hipertensión, del corazón, de artrosis en la cadera que le impiden practicamente andar, y casi está ciego del ojo derecho.
Aunque no me guste, sé también que es la voluntad de Dios que así sea, y me encomiendo al Espíritu Santo para que inspire a los cardenales electores y elijan a un nuevo papa que nos guié por la senda de la verdad hacia el encuentro con Dios.

Ante los hechos consumados tan sólo me queda dar gracias a Dios por habernos dado un pastor santo, y agradecer al todavía santo padre por los esfuerzos, sufriemientos y entrega que ha hecho para darnos ejemplo y enseñarnos el camino a seguir, por habernos guiado, educados y querido como un aunténtico padre.


sábado, 2 de febrero de 2013

El Credo. Resumen de nuestra Fe


Sobre el cristianismo y alrededor de él se han vertido ríos de tinta y se han talado frondosos bosques. Pero de las millones de páginas escritas tratando de relatar, explicar, profundizar, polemizar,..., este fenomeno, considero en mi opinión que tan solo 2 libros son imprescindibles para conocer lo que es el cristianismo. Uno por supuesto es la Biblia, donde se encuentra el mensaje revelado por Dios a los hombres, y el otro es el Catecismo de la Iglesia Católica, en donde encontramos la doctrina de la Iglesia, todas las enseñanzas que un católico debe creer y seguir en su vida.

Alguno un poco flojo me dirá que leerse esos dos libros es ejercicio complicado, ya que son muy voluminosos. Seamos sinceros, muy pocos se han leído esos libros, y no porque sean gordos, si no porque tienen sus complejidades. La Biblia es un conjunto de libros, de diferentes estilos, algunos muy hermosos, pero otros muy complicados de entender, como el Apocalipsis o la Carta a los Romanos, y otros tediosos como los de la ley o del pentateuco, llenos de genealogías difíciles de seguir y largas series de preceptos. En el caso del Catecismo, es que realmente no es un libro de lectura seguida, si no de consulta, a modo de una enciclopedia o diccionario. Acudimos al catecismo a consultar algún tema sobre la fe.

Pero parece que Dios nos ha puesto facilidades para que no tengamos excusa a la hora de conocer su mensaje y volundad; así en la Biblia tenemos los 4 evangelios canónicos donde se desvelan y se cumplen todas las profecias hechas por los profetas anteriores, así como Jesús lleva a su plenitud la revelación y la ley de Dios. Los evangelios son complementarios, cada uno aborda desde una diferente perspectiva la vida y obra de Jesús. Para mí el que mejor refleja el mensaje de Jesús es el evangelio según san Mateo, donde contiene grandes enseñanzas, como las del sermón de la montaña. [Además son libros muy cortitos :)]

Para el Catecismo, desde muy antiguo han existido en la Iglesia compendios que resumían las creencias de los cristianos, pero de todos ellos dos son los más populares, y que son conocidos y recitados por la mayoría de los creyentes. Así tenemos la suerte de con unas cortas frases expresar todo el contenido de nuestra Fe. Estos textos son el "Símbolo de los Apóstoles", considerado como el resumén de la fe transmitida por los apóstoles, y además el utilizado desde antiguo como símbolo bautismal por la Iglesia en Roma. Y el "Credo de Nicea-Constantinopla" que fue desarrollado durante los tempranos concilios ecuménicos de Nicea (325 d.C.) y Constantinopla (381d.C.) para afianzar la creencia católica en la Santísima Trinidad, (ya que por aquellos tiempos la Iglesia sufría una gran división a causa de la extensión de la herejía arriana, la cuál no aceptaba a Jesús como Hijo de Dios, en concreto aceptaba su naturaleza humana, pero no su naturaleza divina, compartida con Dios Padre).

El origen de estos credos es tan antiguo que están aceptados por todas las confesiones cristianas tradicionales (católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, calvinistas,...), por lo que podemos decir que aquellos que no aceptan en su totalidad lo enseñado en el credo no pueden considerarse cristianos. Así todo aquél que desea entrar y permanecer en la Iglesia debe creer y profesar las verdades de la Fe antes de recibir el bautismo (en caso de los niños son los padrinos los que hacen la profesión de Fe en nombre del niño que recibe el bautismo, comprometiendose en educar al niño en la fe a la que se han adherido en su nombre).

Si no se acuerda exactamente lo que dicen estos Símbolos de la Fe los puede consultar en este enlace:

http://documentosunidosenlafe.blogspot.de/2013/01/el-credo.html

Los he colgado en un blog paralelo que he creado llamado "Documentos de Unidos en la Fe". Este blog tiene el objetivo de ofrecer (poco a poco) aquellos documentos: oraciones, enseñanzas,... que nos puedan ser interesantes y que forman parte del gran tesoro de la Fe cristiana. He considerado mejor ofrecerlo en un blog diferente ya que podía dificultar la lectura de este blog, que tiene un perfil diferente. Podríamos decir, a semejanza del Catecismo, que es un blog de consulta sobre aquellos puntos donde queramos profundizar.
Tenéis un enlace al mismo en la columna de la izquierda, justo debajo de los datos personales del perfil.

Para terminar os dejo una versión del Credo cantado en rap. A pesar de lo novedoso y lo chocante que pueda parecer escuchar una oración cristiana tan antigua en ese estilo musical, la verdad es que si se escucha la letra es impecable con lo proclamado en el Credo.
Espero que les guste.